27.Mi verdadero hogar

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Levi
La noche fue en extremo agotadora, ni siquiera fuimos a mi casa pues no queríamos correr ningún riesgo, así que en lo que Hange conseguía todo lo necesario para volar a Italia Yennevie y yo nos quedamos dormidos en la camioneta que irónicamente nos había traído de vuelta el día que logramos escapar de París. Qué curioso, era la segunda vez que estaba en una situación así con ella...

Siempre sufrí de insomnio pero tenerla en mis brazos era el mejor consuelo que podía existir, aunque odiaba verla tan golpeada, según me dijo su padre solía hacerle esto cuando lo sacaba de sus casillas. No debería sorprenderme, después de todo yo mismo había hecho peores cosas a los que me traicionaban pero...

Acaricie su cabello negro y la abracé con más fuerza, verla así de tranquila me gustó desde la primera noche que compartimos habitación, el saber que confiaba en mi y que se sentía protegida me llenaba de orgullo aunque eso nunca lo admitiría en voz alta, sin proponérmelo sonreí cuando ella se acomodó contra mi pecho, parecía un gatito que buscaba el rincón más mullido de una cama para acomodarse, besé con suavidad su frente y suspiré mientras el auto conducido por Erwin avanzaba hacia el aeropuerto.

La parte buena de tener tanto poder es que las fechas festivas no representaban un gran conflicto a la hora de viajar, la pantalla de mi teléfono marcaba las 9:23 am del 30 de diciembre y aunque sabía que el lugar estaría lleno de gente no me preocupé de más, si en un hipotético caso estuvieran buscándonos podríamos pasar desapercibidos mezclados entre el ajetreo. Cuando el auto se estacionó Erwin carraspeó y susurró con un tono más serio de lo habitual.

Levi ¿Estas seguro de hacer esto? Cuando tú padre se entere...

—Descuida ya le explicaré mis razones, se que comprenderá lo que pretendo hacer.

—¿Entonces tienes un plan?

—Así es.

Erwin suspiró y su expresión (al menos por el retrovisor) se notó más aliviada.

—¿supongo que entonces ella es parte de dichoso plan?

—Tch...El plan es por ella, no seguiré con una guerra innecesaria, ambas familias deberían parar esto y yo me encargaré de acabar con el conflicto de una vez por todas.

—Creí que no te interesaba hacer una tregua, que los sueños de tu padre eran absurdos para ti.

—No alcanzaba a comprenderlo, tuve que conseguir alguien a quien querer proteger para poder entender sus deseos.

Erwin iba a responder pero Yennevie se movió un poco y él se quedó en silencio. Negué con la cabeza y acaricié la mejilla de la azabache, su piel era suave a pesar de los raspones.

Buenos días dormilona ¿te sientes mejor?

—Mmmm cinco minutos más...

—Hay cosas que nunca cambian—reí mientras le quitaba algunos mechones de cabello del rostro—. Tenemos que tomar un avión ¿recuerdas?

—Dile al piloto que espere...

Se quejó con voz adormitada mientras escondía el rostro de la luz solar que traspasaba por las ventanas de la camioneta.

—¡Oh claro! Déjame decirle al piloto del avión que espere y atrase el resto de vuelos porque hay una mocosa que no se quiere levantar.

—Podrías hacerlo ¿verdad?

Reí y la despeiné con suavidad mientras negaba.

dormirás en el avión.

—Mmmmm.

Ruta de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora