28.Dos latidos

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Levi
(Verona Italia, 31 de diciembre 7:30 am)

Yennevie seguía dormida mientras yo terminaba de hacer mi rutina diaria de ejercicio, debo decir que al menos esa mañana se sintió mucho más tranquila de lo usual, más temprano mientras hablaba con Hange le informé que después de esta noche iríamos directo a Roma, lugar en donde se encontraban mis padres y la mayoría de mi equipo a excepción de Erwin (que seguía en Francia coordinado los últimos movimientos y dando aviso a algunos aliados de la amenaza con la que estábamos lidiando).

Quería pensar en un plan pero...

Vi a la chica y confirmé que hoy quería fingir que nada de esa estúpida y complicada situación existía, solo necesitaba vivir a su lado y al menos por las siguientes horas me esforzaría por lograr eso. Me dirigí a la cocina y comencé a preparar el desayuno, cocinar no se me daba del todo bien pero al menos podía preparar una comida decente, cuando por fin terminé escuché que el grifo de la bañera estaba encendido, por mucho que quise no pude evitar asomarme al baño, desde Paris había querido verla...

Su largo cabello estaba cubierto de espuma y en general toda ella estaba en esa condición, se veía hermosa mientras cantaba de la manera más desafinada posible jugando con todas aquellas burbujas. Me acerqué con sigilo y acaricié su cabeza, ella emitió un grito ahogado y supongo que por reflejo me arrojó un montón de espuma al rostro.

¡Levi me asustaste!

El agua se agitó un poco ante el movimiento repentino y la espuma dejó al descubierto su pecho, ella se sonrojó y se hundió entre el agua, era tan divertido verla nerviosa cuando antes parecía no ser capaz de siquiera sentir vergüenza.

El desayuno esta listo pequeña.

—¿Cocinas?

—Soy un hombre de muchos talentos

—También eres espía, no sentí en qué momento entraste

—Bueno eso quizá se deba a la intervención de una tal—tomé la tablet de donde salía la música y también una toalla—. Shakira, que por cierto estar cantando a todo volumen que las mujeres no lloran si no que facturan no es motivador para mi...

—¿Me escuchaste?

—Yo y media Verona

—Perdón, bajo el agua no se distingue el volumen

—Sécate o vas a terminar igual que una pasa

—¿Me ayudas?

—Tch, No me pongas a prueba mocosa

—Por eso digo que yo me seco sola

Sonreí y acaricié su cabello una vez más, después salí para darle privacidad, además sabía que si me quedaba dentro probablemente jugaría a ser un pez todo el día con tal de que no la viera, resulta ser que era mucho más penosa conmigo que con la mayoría del mundo.

Dejé algo para que te vistas en la cama, apresúrate o comerás todo frío

No pasaron ni diez minutos cuando ella bajó a la cocina usando el vestido que le había comprado cuando estuve en New York, su cabello estaba suelto, seguía mojado y además estaba descalza pues le había escondido las zapatillas con las que había llegado a la casa.

¿Viste mis zapatos?

—No...

—Levi ¿Que hiciste con mis zapatos?

—Solo los guardé, igual que tu mochila

Me vio con desaprobación, en esa mochila tenía un paquete de cigarrillos que sinceramente yo no quería que empezara.

Ruta de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora