"A veces la vida es tan dura que tenemos que empezar desde cero. Vive sin verlo como una derrota, que sea un inicio nuevo con destino al éxito".
Recién salían los primeros rayos del sol, cuando Vladimir despertó.
Entumecido se movió estirándose un poco. Abrió lenta y pesadamente los ojos, incluso bostezó.
Lo primero que vio, fue su reflejo en los espejos. Por un momento se asustó, ya que olvidó momentáneamente en dónde se encontraba.
Se sentó inmediatamente sin poder dejar de mirar su reflejo y sintió su corazón golpetear doloroso dentro de su pecho. La ansiedad de estar allí solo, aceleró su ritmo cardiaco.
En eso, buscó con desespero su bastón para utilizarlo de apoyo y lo encontró a su lado. Sus manos comenzaron a temblar y su respiración se volvió irregular. Extendió la mano para tomar su bastón para irse de allí antes de tener un ataque de ansiedad, pero se detuvo al mirar su mano.
Aún tenía la cinta roja que Abril le había atado. Entonces los recuerdos empezaron a llegar poco a poco. En su memoria era como un sueño, a causa del medicamento.
Tragó saliva y respiró profundo varias veces mientras miraba la cinta. Se esforzó por recordar la noche anterior.
<<Tu rostro está marcado, pero no eres horrible. Luces diferente, pero sigues siendo tú.>>
<<Soñaste algo y lo lograste. Eso es lo más importante de los sueños, alcanzarlos. Y tú ya lo hiciste.>>
<<Es hora de que sueñes algo nuevo.>>
<<Que sea distinto, no necesariamente significa que deba ser malo.>>
Vladimir acarició la cinta atada en su mano, como si al tocarla pudiera escuchar las palabras de Abril tal cual si la tuviera enfrente. Luego se miró a los espejos nuevamente y alzó su mano temblorosa para tocar su cicatriz.
Sus ojos se llenaron de lágrimas inmediatamente y esta vez, lloró desconsolado. Dobló sus rodillas y se abrazó así mismo.
Rato después, se quitó la cinta y la apretó entre sus manos como si esta fuera un amuleto del que pudiera sacar algo de fuerzas.
<<A veces la vida es tan dura que tenemos que empezar desde cero. He visto lo decidido y fuerte que eres, eso me hace tener la certeza de que puedes lograr cualquier cosa que te propongas.>>
Una vez más, escuchó las palabras de Abril en su cabeza y las sintió como un cálido consuelo. Un ungüento sanador para el dolor punzante que había en su corazón.
Poco a poco fue calmando su llanto y se tranquilizó.
En silencio se quedó frente al espejo rememorando aquellas palabras mientras se miraba fijamente.
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La Sonrisa De Vlad
RomanceVladimir Mendiola tenía la vida resuelta. Fue nombrado heredero de una gran fortuna, así que se aventura a disfrutar de la vida y decide seguir su sueño de ser el más anhelado modelo del país. Más un inesperado accidente hiere su pierna izquierda y...