Capítulo 18.- Decido Perderte

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"Puedes permitir que las palabras hirientes se claven como púas en tu pecho, o puedes elegir dejarlas escurrir como agua entre tus dedos".

Abril y Bianca llegaron en un taxi a la entrada de la propiedad de los Mendiola. Bajaron de la unidad que se estacionó a orillas de la calle y empezaron a caminar hacia el interior.

El enorme portón color negro estaba abierto, cruzaron sin problema alguno. Conforme se fueron acercando a la entrada principal de la mansión, alcanzaron a ver a una joven rubia. Era alta como Bianca y por el atuendo que vestía, un llamativo vestido azul eléctrico, se dieron cuenta de que era una persona adinerada. Además, igual había un automóvil de lujo color rojo brillante estacionado cerca de las escaleras.

Se dedicaron una mirada entre ellas, preguntándose la misma cosa, ¿quién era esa chica?

Conforme avanzaban, podían verla a más detalle. Su perfil era muy bello, se trataba de una joven demasiado hermosa.

Al fin se abrió la puerta principal. Era Vladimir. Estaba sonriendo, una sonrisa feliz y radiante. La cual desapareció en un segundo, en cuanto sus ojos se clavaron en la joven frente a él.

Ella aprovechó el momento en que el otro no reaccionaba, completamente impactado de verla allí, así que sonriendo triunfante de haber causado tal efecto, alzó su teléfono celular el cual estaba en su mano derecha. Sin previo aviso lo colocó frente al rostro de Vladimir.

Él le dijo algo, al parecer alguna de sus típicas frases hostiles. Pero a ella no parecía importarle.

Luego vieron que él la tomó por la muñeca, tratando de quitarle el teléfono. Pero ella forcejeó un poco y al final, él se rindió y la soltó. Por la expresión en el rostro de Vladimir, ni siquiera podía tocarla. Era como si solo un leve contacto le quemara la piel, así que solo le quedaba la opción de discutir con la recién llegada.

<<¡Borra esa maldita fotografía!>>

Desde donde estaban, Abril y Bianca podían escuchar los gritos de Vladimir. Furioso hablaba con ella, pero se le miraba frustrado, ya que ella intentaba acercarse a él. Intentaba tocarle el rostro y abrazarlo. El chico la empujaba alejándola, y le gritaba que se largara de su propiedad, pero ella era muy insistente.

—La voy a arrastrar de aquí hasta la salida —dijo Abril sintiendo su sangre tornarse caliente de rabia— ¿cómo se atreve a tomarle una fotografía a Vladimir sabiendo lo mucho que le entristece tener su rostro así?

—¡Exacto! Tienes toda la razón, amiga —respondió Bianca— ¡Maldita bruja refinada! Hay que darle una lección.

Las amigas se miraron y asintieron en acuerdo. Abril aceleró sus pasos, pero Bianca la sostuvo del brazo y la detuvo.

La Sonrisa De VladDonde viven las historias. Descúbrelo ahora