***VLADIMIR, 15 AÑOS***
—Señorita por favor, se lo prometo que solo necesito cinco minutos —el jovencito hizo una adorable mueca de súplica, acompañada de una simpática sonrisa radiante—. Será muy rápido. Si no pueden ser cinco minutos, entonces deme un minutito, así chiquititito. No tardaré ¡Lo prometo muy prometido!
—No puedes pasar, ni tú, ni todos los que están en la fila de afuera —la mujer miró una lista de nombres que tenía en las manos—. Te lo dije ayer, y antier también. Tienes que esperar tu turno. Entiendo que estés impaciente, pero hoy tendrás tu oportunidad para pasar. Ya esperaste bastante, dentro de unas tres horas aproximadamente podrás pasar.
—Pero mi mamá me va a matar. Ya son tres días que me salto las clases —Vladimir insistió y sonriendo de forma coqueta, ofreció un chocolate a la mujer—. Solo necesito ver al señor Antonio Regueiras un minutito. No soy participante, solo me inscribí porque usted me dijo que solo así podía verlo. Pero solo quiero hablar con él un minutito pequeñitititito.
—Gracias, ya se me bajaba el azúcar —la mujer tomó el chocolate y sonrió divertida, igual leyó el número de participante del jovencito en el gafete que traía puesto, aún tenía que esperar un buen tiempo para poder pasar— Mira, Vladimir, yo quisiera dejarte pasar pero todos los jóvenes que ves ahí quieren hablar tanto con el señor Antonio Regueiras como con el señor Roberto Senderos. Y cuando digo todos, me refiero a TODOS.
—Pero ellos quieren concursar para ser modelos, yo solo quiero conocer a mi pa... —hizo una pausa y rascó su cabeza nervioso, pero con los ojos brillantes en emoción— digo, quiero conocer al señor Antonio porque era muy amigo de mi mamá. Y solo quiero decirle una cosita. No sobreviviré si llego tarde a mi casa otra vez.
—Tendrás que sobrevivir —la mujer rompió la envoltura del chocolate e hizo un sonido de alivio cuando lo comió—. ¡Justo lo que necesitaba! —Ella miró a Vladimir amable y sonriente— Además, entregaste un permiso firmado por tu mamá de que podías participar en esta convocatoria. No tiene porqué enojarse si ya sabe dónde estás. Porque quiero creer que eres incapaz de falsificar su firma, ¿verdad? ¿Tu mamá sabe dónde estás?
—¡Claro! —Mintió— Ella sabe perfectamente dónde estoy —el chico cruzó los dedos de la mano derecha, llevándola hacia su espalda—. Pero no pensó que fuera a tardar tanto. Eso es todo. Me deja entrar un ratito, ¿por favor?
Vladimir hizo ojitos a la mujer, quien no pudo evitar reír de las ocurrencias del chico.
—Me van a matar los otros participantes. Más te vale que pases la audición —la mujer le cambió el número de participante y cambió unos datos en el registro de la computadora. Le asignó un nuevo número. Después lo dejó pasar a la recepción, le mostró un pasillo por el cual iniciaron a caminar juntos.
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La Sonrisa De Vlad
RomanceVladimir Mendiola tenía la vida resuelta. Fue nombrado heredero de una gran fortuna, así que se aventura a disfrutar de la vida y decide seguir su sueño de ser el más anhelado modelo del país. Más un inesperado accidente hiere su pierna izquierda y...