Capítulo 2.- Entre pesadillas

49 10 5
                                    

—Vladimir, cariño ¿estás escuchándome? —La chica rubia tocó su hombro exigiendo atención— No me gusta que me ignores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Vladimir, cariño ¿estás escuchándome? —La chica rubia tocó su hombro exigiendo atención— No me gusta que me ignores.

—Lo siento, Cordi. Estoy algo distraído —Vladimir le dio un corto beso en la boca—. No sé por qué, pero desde que desperté esta mañana, tengo un mal presentimiento. Como si algo malo fuera a suceder, eso me tiene algo inquieto.

—¡Tonterías! —Cordelia acomodó un mechón rubio detrás de su oreja— No creas en esas supersticiones, cariño. Hoy estuviste excelente en la sesión de fotos. Tu agente dijo que ya tienes contrato asegurado para la próxima semana. Somos un éxito, amor.

—Tienes razón —Vladimir buscó en el bolsillo de su pantalón, una pequeña caja, regalo para su novia—. Esto es para ti, quiero que los uses mañana, en nuestra fiesta de celebración por nuestro compromiso.

—¡Vlady, son hermosos! —Chilló emocionada en cuanto abrió la caja— Estos aretes lucirán divinos con mi vestido.

—Lo mejor para mi reina —el chico mordió sus labios, un gesto, que lo hacía lucir muy atractivo—. Y eso no es todo.

—¿Compraste los boletos para el viaje que te pedí?

—Mejor aún —Vladimir le mostró unas llaves—. Nos compré la casa en la playa que tanto querías. 

—¡Mi amor, te amo! Siempre estás consintiéndome.

Cordelia se lanzó a los brazos de Vladimir y lo besó pasionalmente, él la recibió sin dudarlo ni un segundo. Y hubieran dado un paso más allá, si no fuera porque los interrumpió el agente de Cordelia entrando al camerino. Les fue informado que debían de salir por la puerta trasera ya que en la entrada principal, habían muchos reporteros esperando su salida.

Entre risas, ambos salieron del lugar escabulléndose por la puerta trasera. Vladimir no debía de dar entrevistas a los reporteros hasta que hubiese firmado el contrato que estaba programado para la próxima semana.

Poco rato después, juntos iban por las calles de la ciudad. Cenaron en un lujoso restaurante que Cordelia eligió y, posteriormente, Vladimir la llevó hasta su casa.

—Buenas noches, Vladi —lo besó—. Fue un día maravilloso. Te amo.

—Y yo a ti, Cordi. Te veré por la mañana.

—Te espero para desayunar, no llegues tarde ¿ok?

—Estaré puntual.

Estaban dentro del automóvil de Vladimir. Él se inclinó hacia ella y le dio un beso en la comisura de los labios.

Con la coquetería que la caracterizaba, Cordelia bajó del coche mostrando una de sus mejores sonrisas y antes de cerrar la puerta del vehículo, se inclinó un poco, para volver a hablar a su novio.

La Sonrisa De VladDonde viven las historias. Descúbrelo ahora