-¿Ya estás satisfecha? -Preguntó Vladimir, dando un último sorbo a su taza de café.-Sí -Abril asintió con una enorme sonrisa en los labios- moría de hambre.
-¿Me puedes explicar por qué morías de hambre si anoche debiste cenar con el baboso de tu novio?
-¡Él no es un baboso! -Por debajo de la mesa, de forma juguetona la chica pateó al otro en la pierna con la que no tenía dificultades para caminar-, te prohíbo que hables así de mi novio. Él es perfecto.
-Tan perfecto, como un gnomo del jardín -con una pequeña sonrisa burlona, Vladimir dejó la taza vacía sobre la mesa y con una servilleta desechable, limpió sus labios.
-Cállate, Vlad. No quiero saber tu opinión.
-Bien. Me callaré cuando contestes mi pregunta -insistió- ¿por qué tenías tanta hambre?
-Está bien, te diré. Fue porque anoche no cené casi nada -dijo, luego bajó la voz y murmuró-. No quería arruinar mi cita mostrándole a Miles mi hambre.
Vladimir la miró un momento tratando de no poner ningún gesto en su rostro, pero fue inevitable, cubrió un poco su cara para reírse un poco.
-¡Qué tonta! -Dijo sin parar de reír- ¡Ya me imagino el sonido de tus tripas agonizando, con lo tragona que eres! En el periódico iba a salir un anuncio que dijera: "Muere jardinera glotona, por una baja de azúcar".
-¡Ya! -Abril se puso de pie para ir a darle de manotazos al otro- ¡No te burles de mí!
-Es inevitable. No tengo la culpa de que seas una mentirosa. En algún momento de la historia, Miles se dará cuenta de que tienes un apetito de boa constrictor, que babeas cuando duermes, que al despertar tu cabello luce como si te hubieran pasado por la silla eléctrica y que cuando comes se te inflan los cachetes, así como una ardilla cuando tiene la boca llena de nueces.
Vladimir no recordaba cuándo fue la última vez que rió de esa forma. Realmente esto le resultaba muy divertido. Molestar a Abril era muy entretenido.
-¡Cállate, Vlad! -Repetía Abril una y otra vez, tirando de la camisa del otro que increíblemente, parecía reír más fuerte.
Su plática se terminó, cuando escucharon la puerta de la casa abrirse. Entonces Abril corrió a sentarse de nuevo en su lugar, pretendiendo que estaba bebiendo algo en su vaso, el cual estaba vacío.
-Men-ti-ro-sa y lo-ca -dijo Vladimir en voz muy baja, solo para que ella lo escuchara.
Ella le hizo una mueca y lo pateó de nuevo en su pierna buena.
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La Sonrisa De Vlad
Roman d'amourVladimir Mendiola tenía la vida resuelta. Fue nombrado heredero de una gran fortuna, así que se aventura a disfrutar de la vida y decide seguir su sueño de ser el más anhelado modelo del país. Más un inesperado accidente hiere su pierna izquierda y...