Vengo a ilusionarlarlos y desilusionarlos en tiempos récord. No, no voy a seguir el hilo de la historia, inspiración-sempai no me ha noticeado. O al menos no con lo que necesito. Así que decidí abrir esta pequeña sección que, si bien me va, tal vez haya más partes en caso de emergencia, cómo cuando no se me ocurre nada y necesite quitarle las moscas a este Fanfic.
Esto va a tratar de la relación que tuvieron Gregory y Cristophe antes de que llegara Rose; Ya saben, relación antes, durante y post-guerra contra Canadá, durante el noviazgo y después de este pero antes de que Rose llegara, blah, blah, blah...
¿Por que con ellos dos y no con la vida de Rose antes de South Park? Por que puedo.
Vive l'anarchie.
Dejo de entretenerlos.
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--Gregory de Yardale, mucho gusto.
Esas fueron las primeras palabras que el castaño escuchó de aquella boca. El chico frente a él le extendía una mano para ayudarle a ponerse de pie.
Cristophe, sin embargo, en lugar de aceptar su mano, le dió un empujón a la mano del tal Gregory.-No tenías que hacer eso, estaba perfectamente bien- Dijo mientras se ponía de pie con ayuda de su pala.
-Bueno, no parecía- Respondió.
Esa fue la primera impresión.
Cristophe simplemente se fue del callejón y siguió caminando, sin voltear a ver hacia atrás.
No pensaba darle las gracias ni aunque el tipo lo siguiera e insistiera en que debería darle las gracias, pero, para sorpresa del castaño, Gregory no lo siguió. De cualquier forma, el tenía a todos esos perros bastante lejos de sí mismo, lo único que tenía que hacer era esperar a que se fueran y el pudiera bajar del árbol. Aún cuando calló al suelo podía alcanzar su pala y poder defenserse, no tenía por qué sentirme Super Man y llegar con esa estúpida bolsa de no sé qué que logró ahuyentar a esa jauría.
Sólo esperaba que no le volviera a hacer un favor o le tocara a él hacerle un favor; nunca le había visto. Igual y era un turista, seguro que no tardaba en irse del pueblo.
O al menos eso pensó hasta que lo vio subir al autobús escolar; De cualquier forma esperaba no tener que encontralo nunca.
Cómo esa segunda impresión, en la humilde casa del rubio.
Que vergüenza.
Cristophe, que vergüenza das.
Dejar que ese estúpido rubio te vea dentro de uno de tus agujeros todo cubierto de tierra, en su patio trasero.Ahora le debía las gracias y unas disculpas. Aquella vez, sin embargo, no había nadie a quien salvar, pero si alguien a quien correr de una propiedad ajena.
-Oh, ¿Otra vez tú?- Dijo Gregory casualmente. -¿Que haces?
El castaño no supo si regresar a su túnel o enseñarle el dedo medio, así que se limitó a contestar lo que le preguntaba.
-Hago un túnel.
-Sí, bueno, pero ¿para qué?
-No sé, siempre los hago.
-¿Siempre?
-¿No te lo acabo de decir?
-Claro- Gregory río un poco. -Ahora ya sé que le pasa a mis rosales.
¿Qué? Pensó Cristophe.
-¿Gustas pasar?- Preguntó Gregory de repente, mientras recogía del suelo un ramo de rosas amarillas recién cortadas.
-¿Qué?
-¿Que si gust -
-Sí, te escuché- Se adelantó -¿Por que me invitas?
-¿Por qué no? Digo, ya estás aquí.
Cristophe estuvo a punto de mandarlo al demonio, pero entonces recordó quién estaba (literalmente) dentro del agujero y no quería sentirse aún más abochornado, así que esta vez, sí acepto la mano que se extendía enfrente suyo.
Gregory tomaba una taza de té, Cristophe de café. La mayor parte de la conversación se dió gracias a las preguntas del rubio, pero aún así, resultó ser una buena compañía para Ze mole, como Gregory le apodó esa misma tarde.
El Topo iba a casa de Gregory a la misma hora, y se iba a su casa casi a las 6 de la tarde. Y así fue cada Miércoles de cada semana durante casi dos meses. Hasta que uno de esos Miércoles, Gregory le contó a Christophe hacerca de una propiedad que sus padres compraron pero que estaba prácticamente abandonada, así que le propuso hacer de ese edificio su 'guarida'.
-¿Y nosotros como para que queremos una guarida, knucklehead*?
-Bueno, escuché que Canadá le declaró la guerra a Estados Unidos, así que pensé que podríamos convertirlo en una especie de escondite. Ya sabes, en caso de que las cosas se pongan mucho más serias de lo que el asunto merece.
El Topo lo miró pensativo por un momento, para luego acomodarse en su asiento.
-No lo sé, tengo esperanzas de que los americanos no sean tan idiotas...
-Ó podríamos usarlo como escondite para propósitos más rebeldes.
El tono de voz que usó Gregory no hizo más que incomodar al Topo, haciendo que de nuevo se reacomodara en su asiento y tomara un sorbo de café.
-¿Te refieres a...?
-A una rebelión.
Cristophe estuvo a punto de escupir el café, pero en lugar de eso, toció algunas veces.
-¿Una rebelión?- Dijo cuando su tos se hubo calmado. -¿Qué, acaso planeas derrocar al presidente?
-Pensaba más en ser algo así como unos mercenarios...
El topo miró a Gregory un momento más.
-Ok, ya se te calló un tornillo.
-¡Piénsalo! ¡Yo puedo hacer las estrategias y con tu habilidad de escapar podríamos ser invencibles!- Dijo Gregory emocionado.
-¿Y como de que nos sirve ser invencibles en un pueblo tan inútil?- Preguntó El Topo con una ceja levantada.
-Quién sabe, ¿No los diamantes son carbón primero?
Al final terminó aceptando, y así fue como comenzaron a hacer distintos trabajos; Desde conseguir el numero de teléfono de una chica, entrar a una casa a recuperar una reliquia familiar, hasta terminar en un intento de rescate de los dos comediantes canadienses más vulgares e idolatrados de todo South Park.
Cristophe no creía que iba a terminar haciendo las cosas que iba a hacer. Y menos con Gregory. O con Rose.
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Cabeza hueca*
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Atrapada en South Park.
FanfictionUna chica nueva llega a South Park, y esta chica debe sobrevivir a todas las cosas que le esperan al lado del grupo de amigos del cual nadie quiere estar cerca.