Enigma

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Lisandro no sabía qué pasaba por la cabeza de Rose, nunca lo supo.

Un día, Rose se levantó de la cama y le avisó que no volvería en al menos dos semanas. Y esas dos semanas se convirtieron en al menos casi dos meses. Y cuándo ella finalmente volvió, le dijo que debía ir a South Park.

El lugar seguía bajo un domo, aún era muy pronto para que el resto de la civilización pudiera entrar sin ser atacados por alguien necesitado o paranoico. Después de todo, hacía poco desde que el domo fué retirado mágicamente.

Rose insistió en ir al pueblo en un viaje en carretera, que se alargó por más tiempo del que debería.

Lisandro sabía que ella no era la persona más comunicativa del mundo, y para él tampoco había sido algo necesario. De alguna manera, el terminaba sabiendo que era lo que ella quería o necesitaba y los silencios entre ellos dos nunca habían sido incómodos.

Pero durante el viaje, ella parecía estar... ¿Feliz? Reía más a menudo de lo usual, cantaba junto a las canciones que pasaban en el radio en la programación especial de los 70's.

Lisandro sabía que Rose no era así en absoluto y se encontró sintiéndose culpable y no podía descubrir que era.

Dos días antes del final del viaje, llegó a la conclusión de que era a todo el comportamiento general de la rubia.

Rose no se estaba comportando como ella misma, estaba de buen humor y en una constante actitud positiva. Y la culpa se debía a que tal vez, le gustaba más así. ¿Por qué se portaba así? Tanto ahora como antes.

Y así, llegó a su segunda terrible conclusión: en realidad no sabía nada de su pasado. Sabía de su existente familia, que se había quedado atrapada bajo el domo, razón por la cuál quería volver ahora, pero de ahí en fuera, no sabía nada.

Así que los últimos dos días del viaje, el ambiente se sentía tenso.

—Para el auto— Rose dijo cuando llegaron a un letrero que anunciaba que South Park quedaba a unos dos kilómetros.

Lisandro frenó casi de golpe y miró a Rose salir del auto para sentarse en el capó. Con fastidio, Lisandro decidió hacer lo mismo.

Ella le regresó la mirada, pero en los ojos de ella no había frustración. Parecía que estaba considerando algo muy seriamente, pero también comenzó a aparecer el particular brillo que anuncia llanto.

Entonces, Lisandro suavizó su expresión y esperó a que ella hablara.

—Buscador Infinito, ¿Cierto?— preguntó ella, con voz rasposa.

Lisandro de congeló un segundo antes de asentir en silencio. Aún parecía que Rose consideraba algo, se le podía ver en la manera que los músculos de su mandíbula se tensaban y cuándo Lisandro estuvo a punto de preguntarle, un golpe lo dejó inconsciente.

Rose estaba segura que los huesos de su mano habían hecho un ruido muy feo y probablemente iba a tener problemas en los huesos de esa mano en el futuro, pero qué carajos. No pudo evitar que Lisandro cayera al piso, pero aún así se tomó el tiempo de regresarlo al asiento del conductor. Tal vez despertaría en una hora o dos, pero no importaba.

Si Rose tenía éxito, sería como si nada hubiera pasado.

Atrapada en South Park.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora