Faltaban tan solo quince minutos para que Megumi terminara su labor en el trabajo de medio tiempo que tenía, qué por cierto, podría parecer un trabajo sencillo pero tenía sus delirios a veces, sobre todo cuando habían clientes un tanto quisquillosos.
La cafetería cerraba a las seis, miró el reloj en su muñeca viendo como este marcaba las 05:45 pm, solo tenía que esperar un poco para poder irse a su departamento. Se sentó en una de las sillas y tan solo se dignó a observar como el local estaba ya vacío, el sabía que no llegarían más clientes, pero tenía que esperar por que su jefe le había dicho que su hijo llegaría por unas cosas y debía de estar abierto para entonces, solo así podría irse.
Ese chico ya se estaba tardando bastante, y para el colmo su paciencia no era muy extensa qué se dijera. Calma, solo un poco más.
La noche ya había caído sobre la tierra, cubriendo de oscuridad que solo era confrontada por las luces de la ciudad, Megumi observó su reloj por onceava vez, ya no estaba sentado, ahora se encontraba dando vueltas por todo el lugar; impaciente.
—Esto debería contar como horas extras. —murmuró enojado, volviendo a sentarse —¿se le habrá olvidado a ese idiota venir o que carajos?.
A pesar de que no sabía quién era el supuesto hijo de su jefe, podría afirmar qué ya le caía re mal por hacerlo esperar tanto, cuado supiera quien era, seguro le iba a caer peor.
El enojo de Megumi se desvaneció en cuanto un fuerte malestar atacó su abdomen, al instante hizo una mueca de dolor mientras envolvía su brazo al rededor de este, ni siquiera pudo reaccionar por que su mente se comenzó nublar y su temperatura corporal empezó a subir gradualmente.
Se sentía demasiado mal, pero se levantó a como pudo, dirigiéndose hacia donde se encontraba su mochila con pertenencias, re buscó con desesperación, con las manos temblorosas tomó su teléfono y buscó la fecha.
Mierda...
—Carajo, me lleva la gran... —su celo. Su celo había llegado, ¿como es que podía haber olvidado algo así?, era un estúpido descuidado, ¿ahora como iba a irse en ese estado?, no podía ni siquiera pensar con claridad en esos momentos.
Su aroma se empezó a esparcir, sus feromonas se hacían más intensas, al igual que el dolor en su abdomen. No sabía cómo iba a aguantar, sus celos siempre eran muy intensos, a veces los supresores no lo hacían efecto alguno, pero almenos reducian su aroma, lo malo era que ni siquiera tenía alguno disponible en esos momentos.
—H-hace mucho calor —susurró con la voz entrecortada, sintiendo como la ropa le quemaba contra la piel, deseaba quitársela pero sabía que no debía. La vista se le desenfocaba por momentos y ahora le empezaba a doler no solo el abdomen.
Cruzó las piernas con desesperación y empuñó las manos, tanto, que las uñas le lastimaban la palma, soltó unos cuantos suspiros al sentir como la tela del pantalón le rozaba la entrepierna. Eso se le estaba conviertiendo en una cruel tortura.
Debía controlarse, tenía que irse cuanto antes, pero no podía. El hijo de su jefe aún no llegaba y, Oh no...
No podían encontrarlo en tal estado, se moriría de vergüenza al estar en una situación así, de por si la actual ya era bastante comprometedora.
—Vamos, debes tranquilizarte. —se obligó a sí mismo inhalando y exhalando en el proceso —Tan solo aguanta un poco más...
La puerta del local se abrió de repente, entrando y dejando a la vista la figura de un chico de cabello color rosa durazno, con tatuajes de líneas y figuras exóticas. Ah, y por supuesto; claramente se podía saber que era un alfa.
Un: "me lleva el carajo" resonó en la mente de Megumi, ahora si quería morirse ahí mismo.
El chico cerró de nuevo la puerta y se dió la vuelta, al instante viéndolo a él directamente.
—¿Megumi? —preguntó con la confusión plasmada en el rostro.
Sukuna, el alfa y la persona que más detestaba, quien menos deseaba ver en esos momentos, estaba ahí, respirando su mismo aire, mismo que por cierto se encontraba impregnado al aroma del omega; fresas y tulipanes.
—¿Qué rayos haces aquí? —Megumi preguntó con un tono de molestia. —Ya está cerrado, no pienso atenderte.
—¿de que mierda hablas? no vengo a beber el café rancio que me imagino eres tú quien prepara.
Joder, quería darle un puñetazo. Pero se contuvo quien sabe por que, no, claro que sabía el por que; estaba teniendo su puto celo y ni siquiera podía levantarse.
—Si es así, —una punzada de dolor le quitó el aliento, pero trató de que no se notara en la expresión —entonces lárgate y no fastidies mi existencia con tu presencia.
Una risa burlesca fue lo que recibió de parte de Sukuna.
—¿es enserio? ¿Me estas corriendo del negocio de mi padre? —ay no, lo que faltaba, aunque de hecho lo supuso desde el instante en que le había visto entrar. —Eso es muy estúpido de tu parte además, —continúo —no puedo creer que ni siquiera te esfuerzas en disimular tu odio hacia mí.
—Eso es mi problema, ahora podrías apresurarte a hacer lo que tienes que hacer. Necesito irme ya.
Sukuna le quedó viendo unos segundos que a el le pareció una eternidad, no quería que se diera cuenta de que estaba en celo, simplemente sería lo peor que le podría suceder.
—¿estas bien? —preguntó el alfa sin malicia alguna, cosa que solo lo confundió más y le hizo ponerse más nervioso. El calor era insoportable ¿cuanto más iba a aguantar?
—¿podrías darte prisa? —fue lo que le respondió, sukuna tan solo se apresuró a ir a la cocina a llevar lo que su padre le había encargado, y en el proceso pasando por el lado de Megumi.
No, no, no, y NO.
Megumi casi enloquece cuando percibió el delicioso aroma de Sukuna de duraznos y menta. El auto control se le estaba yendo al caño, tener a un alfa cerca solo empeoraba a mil todo. Su cuerpo empezó a temblar y la excitación le nubló la vista.
El pelirosa observó desde el marco de la puerta de la cocina al omega, sin que este se diera cuenta, con una sonrisa maliciosa se adentró a la cocina.
"mierda, ¡ya basta!" se reprendió Megumi al sentir como su miembro se estaba empezando a endurecer, haciendo que se le formara un bulto en los pantalones.
No podía seguir ahí, iba a cometer una estupidez si no se iba cuanto antes. Por mucho que detestara a Sukuna, el simple hecho de fuera un alfa ya era suficiente para que su instinto como omega necesitara de su contacto al estar en la etapa de apareamiento, anhelaba ser llenado por un alfa.
El único cerca era Sukuna.
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(cap en corrección)
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Próximo cap, pronto.
KIM_JEI.
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𝐈 𝐡𝐚𝐭𝐞 𝐲𝐨𝐮 | 𝐬𝐮𝐤𝐮𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢 (omegaverse)
FanfictionA Megumi le llega su celo en el peor de los momentos, sobre todo por que para empeorar la situación quien termina supliendo su inevitable deseo es aquel alfa de cabello rosa y tatuajes peculiares. Sukuna, la persona a la que más detesta.