|18| ojo por ojo

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Satoru odiaba que una gran, muy gran parte de él no pudiera enojarse con la persona que tenía a menos de un metro frente suyo. Más bien, su intento de enojo se veía como rabieta, aunque, el punto de todo era que el drama no podía faltar.

—¿Hasta cuándo piensas estar así? —demandó Suguro, notando de sobra la indiferencia del albino y de como éste no quería ni voltear a verlo. Ya se estaba cansando. —¿Estás escuchándome siquiera? ¡Ey, Satoru!

El omega trató de hacer oído sordo al llamado, pero su evasión no duró mucho que se dijera. Mantenerse callado era aún más difícil que estar enojado.

—¡Oh vaya! Recuerdas mi nombre ¡Bravo! —ironizó dando pequeños aplausos silenciosos de manera consecutiva —Me sorprende que te tomaras la molestia de aprenderte mi nombre.

Suguro arqueó una ceja estando entre confundido y frustrado al no saber cómo lidiar con el omega, resultaba siéndole un dolor de huevos, y para el colmo ni siquiera sabía con certeza el por qué de su enojo.

—¿Puedes ser más claro? —el peliblanco por fin volteó a verle — Dime qué es lo que te sucede y resolvamos esto de una vez.

—¿Por qué querrías resolverlo? No me soportas, no me vengas con eso. Además, ni siquiera se que haces aquí.

Algo que tenía sorprendido al alfa era ver esa forma en la que el albino se expresaba últimamente, verlo así era diferente al habitual Satoru y a decir verdad; prefería al que le fastitibiaba con preguntas raras y sonreía contento de sus reacciones.

—No quiero tener que seguir tolerando tu actitud sin saber el motivo —aclaró —ademas, ¿Que tiene que esté aquí? Esto es un establecimiento comercial disponible para cualquiera, vine por qué quería comer y ya.

En la época de tranquilidad habían creado el hábito de ir todos los fines de semana al KFC para pasar un rato agradable, y ahora que desde una semana atrás que el albino se había enojado desde el encuentro con Sukuna, Geto ya tenía esa costumbre al igual que Satoru, ambos habían ido en esa ocasión sin estar seguros de la presencia del contrario.

—¿Entonces por qué te sentaste en mi misma mesa? —reclamó el omega con enojo, recordando que cuando había regresado del baño el azabache ya estaba sentado en su misma mesa.

—Ni siquiera lo sabía, no había nadie. —refutó de inmediato —No me cambies el tema y dime de una vez por qué estás enojado.

Gojo pensó en un sin fin de cosas que quería decir, pero a resumidas terminó diciendo lo que -con algo de suerte- más tenía probabilidades de conseguir buen resultado, así que primero se calmó.

—Yo siempre te digo todo de mí, pero siempre que quiero saber de ti me evitas. —murmuró desviando la mirada —No es justo.

Geto no dijo nada al instante, se quedó neutro observando al albino y luego no pudo contenerse.

El peliblanco le volteó a ver desconcertado en cuanto escuchó las risas del alfa invadir el ambiente y sintió como el corazón se le detuvo por un segundo.

Nunca lo había visto reírse así.

Había visto cosas hermosas, pero no sé comparaban con lo que estaba presenciando. Se quedó en el limbo viendo como los ojos del contrario se enchinaban hasta casi cerrarse cuando esa encantadora sonrisa aparecía, mientras el característico mechón de cabello le bailaba en el rostro. Era tal como la primera vez que lo había visto, solo que esta ocasión se sentía diferente...

—¿Hablas en serio? —preguntó Suguro deteniendo su episodio de diversión y sacando del hipnotismo al albino.

—¿A q-que te refieres?

 𝐈 𝐡𝐚𝐭𝐞 𝐲𝐨𝐮 | 𝐬𝐮𝐤𝐮𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢  (omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora