|12| No fué nada.

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Megumi era de esas personas que luego de cagarla caía en una especie de trance en el que miles y miles de ideas azotaban su mente, una infinidad de posibilidades y más desastres que podrían suceder en base a ese "error".

Al parecer hasta había olvidado la simple acción de pestañear.

Mierda. ¿Y si...?

Esa mañana cuando despertó lo primero que atacó su mente fueron recuerdos, vaya recuerdos.

Creo que estoy volviéndome un demente.

Recuerdos plasmados en su piel.

Carajo, me duele hasta respirar.

—Oye, no lo digo a malas pero, —Gojo se paró a su lado —pareces un muerto en vida.

Claro que lo sabía. Seguro tenía ojeras enormes y ni hablar de las marcas que tenía en el cuello la espalda y caderas. Estaba molido.

No dijo nada ante el comentario del pálido y solo permaneció de pie mirando como a su alrededor todos estaban en trajes de baños y él era el único que estaba abrigado como si estuviera nevando o callendo granizo.

Satoru ojeó con detenimiento al pelinegro, notando como este cada vez se comportaba más extraño, seguro le sucedia algo, de hecho, algo pareció no encajarle mucho.

—Ayer desapareciste de repente. —soltó con tono pasivo y curioso.

Megumi quiso voltear a verlo pero se contuvo.

—¿Y...?

El albino era un cotillas de primera, no iba a darle cuerda.

—Que Yuuji tampoco llegó a dormir anoche, —esta vez Megumi no pudo evitar no voltear a ver al peliblanco, confundido —¿Acaso eso tiene algo que ver con que-

La presencia de un tercero se hizo presente, cortando de inmediato lo que el chico decía.

—Rata blanca, necesito que hablemos, ahora. —sukuna se acercó al dúo, viendo directamente a Satoru al haber hablado. El nombrado le dió una mirada de mil muertes.

—Juro que voy a cortarte las pelotas mientras duermes si me sigues diciendo así.

Al parecer hará como si nada hubiese sucedido. Claro. No es como si algo fuese a cambiar.

Cállate y ven.

El pelirosa no tenía la paciencia en esos momentos para esperar, usar su voz de mando era más fácil y eficaz.

Satoru se vió obligado a obedecer de inmediato ante las palabras del alfa, odiaba que Sukuna siempre hiciera eso con el.

—Megumi tienes que quitarte todo eso, —dijo el albino por último, refiriéndose a la sudadera y yoger que tenía puesto el menor —lo digo por qué van a regañarte.

El pelinegro se mostró inquieto al saber que si se quitaba la ropa las marcas y morados serían visibles hasta para un ciego, eso sería humillante.

A Sukuna le cruzó una sonrisa al notar el lenguaje corporal del chico.

—Si Fushiguro, ¿Por qué no te la quitas?

Maldito, maldito, maldito. Bastardo de mierda.

—¡Jóven Fushiguro y compañías ¿Que esperan para entrar a la piscina?! —el grito de un profesor les hizo cortar la conversación y apresurarse a caminar a otro lado. Dejando solo otra vez al pelinegro.

Genial, tenía que entrar a la puta agua y debía quitase la ropa.

No teniendo de otra, se quitó la sudadera junto con la camisa de cuello de tortuga que llevaba y se puso unos shorts cortos, para luego meterse al agua.

 𝐈 𝐡𝐚𝐭𝐞 𝐲𝐨𝐮 | 𝐬𝐮𝐤𝐮𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢  (omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora