|22| Tentando al mal.

2.9K 313 113
                                    

Algo bien sabido para el pelinegro era que; a Sukuna le salía natural molestarle.

Cuando estuvieron en la cena esta transcurrió bajo una tensión poco agradable por parte de cierto pelirosa y del nuevo invitado de Megumi, estos se daban miradas que por poco y lanzaban láser. Era sorprendente para el pelinegro saber que tan solo se dirigieron la palabra como para encontrar tan pronto desagrado en el contrario. Le causaba gracia y fastidio a la vez.

Luego de eso, no tuvo de otra que aceptar que Sukuna se quedara a pasar esa noche con él, y a pesar de que le inquietaba, de igual forma tampoco quería que el pelirosa sacara su lado maníaco en el momento menos oportuno, armando quien sabe que disparate solo por que se le antojó.

A media noche se despertó al sentir como el alfa lo tenía apresado mientras le repartía besos en el cuello, causando que se encogiera en su sitio y por acto reflejo le propinara un codazo que le sacó un gruñido de dolor al mayor, haciendo que cesara cualquier acción.

—¿Que mierda haces? —Megumi se dio la vuelta de medio cuerpo para encarar al pelirosa —¿Quieres que te aviente al suelo de una patada o qué?

Por desgracia, cuando Toji se enteró que Sukuna se quedaría a dormir, no pasó por alto decirle a su hijo que claramente debían dormir en la misma habitación por qué de lo contrario solo darían una mala imagen como "pareja" a los invitados, eso para el pelirosa no fue problema alguno, es más, hasta le convenía. Pero por parte del omega no se podía decir lo mismo, no quería estar con él de esa manera sabiendo cómo era.

—Estúpido ¿Por qué me golpeas? —se quejó el mayor, enojado por que sí le dolió el golpe —Agradece que no te lo devuelvo no más porque no quiero oír lamentarte toda la perra noche.

El pelinegro arqueó una ceja al hacer una mueca con la boca.

—¿Disculpa? —demandó —que yo sepa, aquí el culpable eres tú. Además, si se te ocurre sacar tu salvajismo te aviso que luego estarás tirándote un clavado por la ventana.

Ahora Sukuna fue quien levantó una ceja cuando escuchó una palabra en específico ser pronunciada y un recuerdo le llegó de inmediato.

—¿Tienes el descaro de llamarme salvaje? Cuando no fui yo quien te marcó como una puta vaca.

—Ay por favor, no seas dramático. —se dio la vuelta por completo hasta quedar sentado en frente al alfa —De igual manera, creí que te gustaría que te reclamara de mi propiedad, si después de todo me has hecho lo mismo de otras maneras.

El mayor se quedó sin saber que decir, sin estar seguro de lo que acababa de escuchar. ¿Qué había querido dar a entender?

—Entonces… —se irguió para quedar al nivel del Omega, le quedó viendo a pesar de que la oscuridad de la habitación no le dejaba hacer bien su cometido. Sonrió. —¿En realidad si te gusta que te reclame mío?

Megumi tuvo la impresión de que esa conversación tomaría otro rumbo del cual ya sabía el desenlace.

—Tampoco te creas el único que podría hacerlo. —el cambio de expresión que notó en el pelirosa le hizo sonreír —No eres tan imprescindible a mi parecer.

—Te recomiendo que pienses bien lo que dices, —dijo el alfa, demostrando que lo dicho por el menor no le causaba gracia —si me provocas, no te gustará volver a verme siendo un maldito enfermo.

«¿Por qué no me gustaría?» quiso decir Megumi, pero en cambio, decidió que sería mejor ver tal cosa a que escuchar.

—Nunca me has intimidado, rosadito. —sin dar tiempo de respuesta se volvió a acostar, dándole la espalda al otro.

 𝐈 𝐡𝐚𝐭𝐞 𝐲𝐨𝐮 | 𝐬𝐮𝐤𝐮𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢  (omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora