|21| No te contengas.

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[nueva versión de lo que sucedió con el Satosugu]

Ese día Satoru no contaba con que Geto no llegase al instituto, no sabía su motivo, pero se decepcionó ya que tenía planeado que salieran a algun lugar a divertirse, y aunque aún seguía teniendo esa idea, no había conseguido proponérsela al alfa por qué este ni las llamadas respondía.

Se preguntó a sí mismo que si era por qué estaba enojado o algo por estilo, o incluso que podría haberse resfriado por la lluvia que les cayó encima el día anterior o simple y sencillamente por que no quería hablar con nadie.

Bueno, a falta de respuesta solo había una forma de averiguarlo.

Tocó tres veces consecutivas la puerta del apartamento del azabache, esperando que éste saliera a abrir. Ya era muy de tarde así que seguro estaría en casa si o si. Según conocía su horario, así debía ser.

Tocó una cuantas veces más sin obtener resultados, tanto que tuvo el impulso de poner la oreja sobre la puerta para intentar escuchar al menos la presencia del alfa, no consiguió escuchar nada en realidad. Se apartó en un parpadear cuando la cerradura de la puerta sonó en señal de estar siendo abierta.

La imagen con la que se topó le hizo tener aún más dudas. ¿En realidad estaba enfermo? ¿O es que...?

Vió hipnotizado como Geto estaba con el cabello alborotado y suelto, semidesnudo con pequeñas gotas de sudor perlando su piel. ¿Alguien enfermo podía verse así de sexi?

—¡Holaa! —saludó el albino con entusiasmo. No se planteó la idea de que una persona en ese estado no deseaba visitas y mucho menos salir de casa —Vengo por tí, nos vamos a explorar.

Suguro aún estaba asimilando la presencia del albino y le costó reaccionar a lo que esté mismo había dicho de último.

—¿Umh? —expresó perplejo, no comprendiendo ni una pizca —¿De que hablas?

El Omega giró los ojos y sin previo aviso caminó hasta pasar al interior del departamento ante la atenta mirada confusa del azabache.

—Que te vistas, vamos a ir a divertirnos. —reiteró con emoción.

—¿Que? ¿Adónde y por qué? —joder, el albino no podía ser más inoportuno en esos momentos, Geto no estaba en las mejores condiciones para salir. —De cualquier manera, no puedo, lo sie-

Antes de que siquiera pudiera terminar, Satoru lo acorraló contra la pared y le dedicó una mirada amenazante.

—Me la debes, así que no puedes negarte. —murmuró entre dientes mientras le apuntaba con el dedo.

A Geto de pronto sintió el aire faltarle, no podía sentir más que las feromonas del pálido marearlo, no sabía si era por la cercanía o por su celo que las sentia tan fuertes, tan dulces, tan delicios-

—Apresúrate, —demandó Gojo, alejándose otra vez para dejar que el azabache se fuese a vestir —te esperaré aquí.

El alfa tragó saliva, sintiéndose ansioso de pronto, pudiendo volver a respirar con normalidad pero aún teniendo la sensación de la cercanía del albino.

«¿Que me sucede?»

Habia el pequeño gran detalle en que no sabía si Gojo era ciego en todos los sentidos como para no percatarse de que estaba en celo. Es verdad que se había tomado una cantidad alarmante de supresores, y que tal vez por eso pasaba desapercibido un poco, pero...

Dejó de lado sus pensamientos para meterse al baño a cambiarse, de paso aprovechando para tomarse otro supresor y usar un inhibidor de olor.

No sabía lo que podría llegar a suceder si se descontrolaba.

 𝐈 𝐡𝐚𝐭𝐞 𝐲𝐨𝐮 | 𝐬𝐮𝐤𝐮𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢  (omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora