|27| Un nosotros.

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Hablar de más parecía ser el Hobby favorito del pelinegro, lo estaba comprobando una vez más mientras miraba su reflejo en el espejo.

Una cantidad alarmante de moretones adornaba la pálida piel de su cuello, tocó su labio inferior al notar el corte en este, la zona luciendo rojiza por el punto de sangre. Levantó la camisa y pudo ver más marcas violáceas pintadas en su abdomen y muslos.

Menudo desastre estaba hecho.

Regresó a la habitación encontrándose con Sukuna sentado sonriendo felizmente, no, más bien le pareció una sonrisa desquiciada.

Nada a lo que no estuviera acostumbrado.

—Parezco sobreviviente de una masacre. —comentó el pelinegro, yendo a agarrar sus pantalones tirados en el suelo para ponérselos. Iba a decir/obligar a que el mayor hiciera lo mismo pero por suerte ya lo había hecho.

—Es un obra de arte, no lo llames así. —se quejó —No sabes apreciar el arte corporal.

—Yo lo llamaría doble de filme pornográfico. —como si de pronto reaccionara, se volteó a verlo con los ojos entre cerrados, analizándolo con detenimiento —¿Cómo es que no tienes nada? ¿Es enserio, ni un rasguño?

El pelirosa levantó una ceja antes de darse la vuelta y mostrarle la espalda donde tenía las marcas de uñas y rasguños rojizos en toda esta. Megumi cerró la boca de inmediato.
 
Sabía de la intensidad del asunto, pero se quedaba corto. Aún así, el se veía el doble de peor, se preguntó a sí mismo que probabilidad en porcentaje había en que Tsumiki o incluso Toji hubieran escuchado lo sucedido.

Uy.

Como si de él diablo le pisara los talones salió apresurado de la habitación buscando por cada parte de la casa la presencia de cualquier ser viviente, más en específico a su hermana, encontrándola después de un minuto en  la cocina.

La fémina casi deja caer al suelo la manzana que se estaba comiendo cuando el pelinegro apareció en el umbral de la puerta. Lo vio escanear cada rincón con una paranoia no característica en él.

—¿Dónde está? — Interrogó con desespero.

—¿El qué? —dijo ella sin entender a que se estaba refiriendo.

Megumi se estaba desesperando más de la cuenta así que fue directo al volver a hablar.

—Él, Toji ¿Está aquí en la casa?  

—No, a estado dos días fuera con el señor Okkotsu, ¿Recuerdas? Vienen hoy por qué se llevará a Yuta.

El pelinegro se quedó analizando y buscando en su amnésica memoria si lo que su hermana decía era cierto, pero no logró recordar prácticamente nada.
 
—Oh…

Tsumiki sonreía cómplice mientras se tapaba disimuladamente los orificios nasales con un dedo, Megumi al notarlo se mostró con una interrogante en la expresión.

—¿Q-que?

—Nada —se rió la fémina —, solo que hueles de todo, menos a tí.

Con el ceño fruncido el pelinegro se olió a si mismo, comprobando de inmediato que tenía todo el olor de Sukuna encima suyo y por consiguiente recordó el desastre que tenía en el cuello, quiso cubrirse pero resistió el impulso al no querer mostrarse apenado luego de haber dicho que no sucedería nada el día anterior, por lo tanto, solo ignoró.

Se dio la vuelta con la intención de regresar a su habitación pero al girarse se topó con el pelirosa justo detrás de él. Soltarle un golpe fue lo primero que pudo hacer como acto reflejo, Sukuna emitió un leve quejido sobándose el pecho y viendo con recelo al pelinegro.

 𝐈 𝐡𝐚𝐭𝐞 𝐲𝐨𝐮 | 𝐬𝐮𝐤𝐮𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢  (omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora