|20| Un rival.

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Megumi desde que abrió los ojos supo que ese día iba a ser una porquería. Primero: por que tenía unas fuertes ganas de darse unos martillazos en la frente para no tener que soportar la resaca, todo por que la noche anterior al sentirse abrumado se había puesto a tomar sin reparo; segundo por qué la peor forma de iniciar el día era con un aviso de Toji diciéndole que tenían que hablar.

¿Hablar? No, él quería hibernar hasta que milagrosamente sus problemas desaparecieran. Y ya que no sucedería ni una ni la otra, entonces tocaría sacar voluntad de dónde no.

Se frotó los ojos una vez más para después levantarse y meterse al baño a ducharse, teniendo la esperanza ingenua de que tal vez se sentiría mejor. Al terminar se dirigió al comedor en dónde Fushiguro ya estaba, al igual que Tsumiki, se acercó en silencio para tomar asiento.

—¿Sobre que querías hablar conmigo? —inquirió al ver que el mayor no había dicho una sola palabra desde que se sentó.

—Ah, claro. —el alfa dejó su accionar para centrarse en el menor —Sobre tu relación con el hijo de los Ryomen.

Ay no, de pronto deseaba volver a embriagarse para olvidarse de todo lo relacionado a tal cosa.

—¿Que hay con eso? —soltó el pelinegro mostrándose imperturbable.

—¡¿Que?! —Tsumiki se quedó boquiabierta al escuchar lo que Toji acaba de decir, de inmediato se volteó a ver a su hermano —¿Ya tienes un Alfa?

—¿Eh? —Megumi no supo cómo responder, sintiéndose extraño a que le dijeran algo así, ¿Que si tenía un Alfa? No, lo que tenía era un maníaco inventando estupideces.

La femina supuso que sí ante la falta de respuesta, sintiéndose emocionada por la noticia.

Que increíble, todos se alegraban más que el propio afectado.

—¿Ya te marcó? —siguió interrogando la Omega, intentando escanear el cuello del pelinegro en busca de la marca de un alfa —¡Dejame ver, nunca he visto una marca de cerca!

De no ser por qué ya estaba acostumbrado a que su hermana fuese asi de indiscreta e hiciera comentarios inusuales le habría dado una mirada juzgadora.

—Tsumiki, cálmate por favor. —la reprendió Toji. —Y sobre eso,  —Se volvió a dirigir a Megumi —esta relación entre ustedes ¿Desde cuándo es que la han iniciado? Lo pregunto por qué me gustaría estar al tanto de la seriedad de su unión, y a eso también me refiero a que si tines su marca.

Joder con la marca.

—¿Que tiene eso que ver contigo? —rechistó un tanto molesto. —Eso es asunto mío, lo que haga o deje de hacer no debería ser de tu incumbencia.

—Me preocupo por qué no quiero que termines haciendo algo de lo cual te arrepentirás más tarde. —argumentó. En el trasfondo de sus palabras habían otras motivos por los cuales le preocupaba, pero de igual manera había cierta sinceridad. —Soy tu padre y por eso quiero lo mejor para tí.

Megumi podía percibir lo huecas que eran tales alegaciones. Algo que agradecía últimamente, era creer que cualquier muestra de cariño hacia él era una vil mentira, algo falso; prefería pensar eso para que no jugaran con su mente.

—Además, —volvió a decir Toji, justo después de que Tsumiki se pusiera en pie y se retirara —creo que quizás hay algo que podría interesarte.

El pelinegro dejo de verse las manos para darle una mirada interrogante.

—No lo creo, no hay nada que pudiera interesarme acerca a eso. —respondió desinteresado.

 𝐈 𝐡𝐚𝐭𝐞 𝐲𝐨𝐮 | 𝐬𝐮𝐤𝐮𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢  (omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora