|05| Sensaciones Extraviadas 0.2

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Sukuna cerró los ojos con frustración mientras en su mente le soltaba unas cuantas maldiciones a su hermano. Soltó las manos de Megumi y se apartó al instante, dirigiéndose a la puerta para quitarle el seguro y abrila.

—¿Sukuna? —Yuji se confundió al encontrarlo a el en vez de Megumi —¿Tu qué haces aquí? ¿Y Megumi? —trató de ver detrás de su hermano, hacia el interior de la habitación para asegurarse de que no había sucedido nada malo, pues bien sabía que esos dos no se llevaban nada bien. Que Sukuna estuviera ahí, era una mala señal. —¿Que le hiciste?

—¿Eres imbécil, mocoso? —respondió enojado —¿qué mierda le voy a hacer? ¿Me ves cara de asesino serial o que? —Yuji no le respondío, y el soltó un resoplido, ofendido, o finjiendo estarlo —¿Es en serio? no me jodas. Me largo, hay cosas más interesantes qué perder el tiempo con un par de mocosos.

Megumi tan solo estaba sentado en el borde de la cama, sin levantar la vista pero escuchando la mini discusión qué se estaba dando.

Yuji se adentró a la habitación, en las manos traía una prenda doblada, misma que Fusiguro supuso era para remplazar la suya que estaba mojada.

—Te traje esta, seguro te va a quedar grande pero es lo más pequeño que logré conseguir —le tendió la camisa para que la tomara y eso hizo, colocándosela al instante.

—¡hey, mocoso! —Sukuna qué todavía no se había ido, llamó y ambos voltearon a verlo, sin saber a quien se refería —El jardín, la foto. —y sin más, se fue de ahí.

—¿El jardín, la foto? ¿De que habla? —Yuji inquirió confundido.

—Ni idea. —Megumi si sabia que se lo había dicho a el, pero solo fingió no saberlo.

Ay no, de seguro el pelirosa mayor tramaba quién sabe que patrañas para el.

—Bueno, voy a llevarme esta, —avisó el alfa, refiriéndose a la camisa que el pelinegro se había quitado —me encargaré de que la limpien –laven– para que te la puedas llevar.

—Te lo agradezco mucho, enserio.

—No hay problema, Fushi. —le dió una sonrisa que a Megumi le pareció la más hermosa y sincera del mundo. Una qué deseaba tatuarse en la mente para no olvidarla nunca.

No sabía cómo, o el por que últimamente había estado experimentando sensaciones extrañas, sensaciones qué le estaban consumiendo internamente, y mismas que se estaba esforzando en no sentir, pero que era muy difícil teniendo tan cerca a los dos causantes principales, su cabeza estaba desordenada gracias a eso.

Decapitarse quizás sería mejor a que tratar de entender lo que le pasaba.

Ahora estaba caminado por el pasillo, dirigiéndose a su propia trampa. Según las palabras de Sukuna, al parecer tenía que ir al jardín, el encuentro tenía que ver con lo de las fotos, eso creía el.

No quería recordarlo, pero se le estaba haciendo casi imposible. Sukuna había estado a punto de besarlo y lo peor era que el si había querido que lo hiciera, eso era todavía peor. Pero por una parte sabía que ese deseo se había debido a que; como Sukuna y Yuiji eran muy parecidos físicamente, al ver a Sukuna pensaba que se trataba de Yuiji y que era con el con quien había tenido todos esos encuentros tan íntimos. Esa era una de sus posibles respuesta al asunto.

Pero no.

Sabía que eso no era del todo cierto, el era capaz de reconer por individual a cada hermano, por mucho que se parecieran en rasgos corporales, eran excesivamente diferentes en cuanto a personalidad. Y el lo sabia a la perfección.

Entonces ¿Por que había una parte de el que sí deseaba el contacto con sukuna?

Lo odiaba, detestaba su forma de ser, su comportamiento engolatra y personalidad engreída. Pero también había un sentimiento inexplicable qué sentía por el, era extraño era como una sensación extraviada qué no conseguía darle significado.

 𝐈 𝐡𝐚𝐭𝐞 𝐲𝐨𝐮 | 𝐬𝐮𝐤𝐮𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢  (omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora