☆ Holaa. Hace poco fui a ver los juegos del hambre: balada de pajaros cantores y serpientes y pues se me ocurrió éste one shot^ espero les guste.
Está más basado en la primera película.
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.Mi distrito era el 10 y era uno de los distritos pobres de Panem. Su industria principal es la ganadería y somos quienes proveen de carne al Capitolio. Los tributos usualmente no solían aguantar mucho tiempo en la arena y éramos de los distritos con menos ganadores en los juegos. Y ese peso ahora estaba puesto en mis hombros.
Tras ello la esperanza de ganar se me había ido por completo.
Tuve la mala suerte de salir elegida y a ello se le sumaba que nadie se ofreció en mi lugar. Creo que debí haber hecho amigos aquí antes de irme a la tumba y en esa misma tumba iría con Suna Rintarou, quien ahora era mi compañero de muerte.
No había vuelta atrás, ya que estábamos aquí, en la sala de entrenamiento, en dónde debíamos demostrar lo fuerte que éramos pero eso fue lo primero que no hice. En vez de entrenar, comencé a analizar a todos. Suna insistió en que entrenará porque ambos sabíamos que mi rendimiento era básico y poco pero preferi concentrarme en otra cosa. Debía observar a todos pues ahora éramos enemigos pero sin embargo mi vista se enfoco en solo un chico y este pertenecía al distrito 12. Cabello negro desordenado, tez blanca, ojos de color azul metalizado y cejas ligeramente gruesas, incluyendo una gran habilidad con la pintura.
Akaashi Keiji era su nombre y hasta el momento era el único tributo que me llamaba la atención.
Ese día una pequeña idea me hizo acercarme a Akaashi y ésta era conocerlo. Una vez cerca note como su brazo parecía la corteza de un árbol. No había duda de que la pintura era lo suyo, mejor dicho el camuflaje.
—Sé ve bastante bien— dije, logrando que girará a ver en mi dirección. —Realmente parece la corteza de un árbol.
—Gracias, estuve mucho tiempo perfeccionando pero creo que tus ojos lo vieron— respondió con una sonrisa y fue la primera sonrisa que vi durante todo el día.
—¿Crees que te estuve observando todo este tiempo?
Dejo ir una risa —Si.
—Puede que tengas razón. –dude en afirmar.
Y de pronto no pude pensar en algo más. Ese chico había volteado mi cabeza en menos de un minuto. La manera en la que era agradable conmigo lo apreciaba y me sorprendía porque la mayoría aquí venia con las intenciones de ganar.
—Sígueme.
Me pidió y yo lo seguí hasta el árbol que anteriormente había apuntado. Ahí puso su mano sobre este.
Sonreí al sorprenderme de nuevo pero ahora si que tenia una buena razón para hacerlo ya que se notaba el gran trabajo que había puesto en solo una de sus extremidades. Los colores eran los mismos, portaban una textura igual. Era maravilloso.
Concentrada deslice mis dedos por su mano, tocando la textura que había formado pero incluso teniendo eso sobre su piel podía sentir la calidez que portaba.
—Te pediría enseñarme pero.. uno de nosotros saldrá de aquí y ahora no hay tiempo.—dije cabizbaja.
Deseaba haberlo conocido en otras circunstancias.
El pelinegro me observo en silencio, manteniendo una sonrisa nostálgica. Sus ojos me gustaban mucho y puede que también me gustará un poco, mi corazón me había hecho una mala jugada con eso porque ahora no podía dejar de mirarlo. Sus rasgos marcados, como su mandíbula y sus labios algo finos y rosados me enloquecieron.