Nunca me había dado cuenta de lo largos que podían ser los pasillos de la escuela, ni de como las baldosas siempre brillaban con la tenue luz del sol, tampoco que desde la escalera hasta el salón eran 82 pisadas de distancia.
Al mantener mi cabeza abajo todo este tiempo, fue lo único en lo que me fijado.Se me hacía difícil no pensar en Suga. Extrañaba sus abrazos y sus besos pero más que nada, extrañaba ver su sonrisa a cada segundo y como su pequeño lunar lo hacia ver tierno.
Ya habían pasado dos meses de nuestro rompimiento, el cuál fue mutuo tras una larga conversación sobre lo que estaba sucediendo en nuestro mundo y llegamos al acuerdo de no seguir más, con el fin de mejorar cada uno por su cuenta.
Pero.. ¿Que tenía que mejorar él? Si él es perfecto en todo.
La verdad es que nunca pensé más allá del todo las cosas.
Actualmente estaba deshecha.
Apreté mi mandíbula reteniendo las lágrimas que querían salir. Dudé un instante en si dejarlas caer porque aún me encontraba en la escuela pero hace tiempo que estaban encerradas, queriendo mojar mis mejillas, al final no pude contenerlas por más tiempo. Estas cayeron a mares, mojaron mi uniforme y la manga de mi suéter al ser este el encargado de limpiarlas.
Espere unos minutos a calmarme antes de salir de la escuela. Por nada del mundo quería que me vieran así.
–¡____ sempai!!
Fingí una sonrisa al encontrarme con Shoyo, quien parecía más alegre de lo normal porque apareció dando un salto que me dejó impresionada.
–Hola pequeño saltamontes, tienen practica hoy ¿cierto?
–Si, nos estamos preparando para un partido amistoso ¿Y tu que haces por aquí?
–Sabes que nunca tengo prisa en irme.
Con mi mano acaricie sus cabellos desordenados, siendo este mi muestra de cariño para muchos.
–Ven a vernos entonces –dijo acompañado de una gran sonrisa –Hace tiempo que no te vemos.. te extrañamos ____.
Suspiré y accedí. Era imposible negarme a él.
Durante el trayecto hacia el gimnasio me habló sobre la emoción que sentía por jugar. Se habían preparado desde una semana para poder jugar contra Nekoma y como no, si querían ganarles.
Mientras nos dirigíamos ahí, él equipo contrario iba ingresando. Su aura demostraba fuerza, podría decirse que incluso varios de ellos me dieron esa impresión.
Junto a Shoyo nos acercamos, él ingreso pero yo me quedé afuera, viendo desde ahí con mis brazos cruzados. Todo era tranquilidad, había ignorado la presencia de Suga y el también la mía por lo que fue un poco más complicado que mi cabeza no pensara en ello. Ésta giraba en torno a él.
Todo lo que habíamos construido seguía permaneciendo en mi cabeza, a la cual en estos momentos consideraba mi enemiga por la gran apuñalada que me había clavado al hacerme recordar momentos junto a él.Durante el partido me emocione por cada punto que lograban, a pesar de no ver a Suga en la cancha.
Al tomar la decisión de mirar en su dirección me encontré con sus ojos marrones, no se porque pero no haberlos visto por tanto tiempo, verlos ahora se me hacía raro.
No brillaban como acostumbraban a hacerlo. De hecho, de alguna forma note la tristeza en ellos pero reteniendo mis ganas de actuar me di la media vuelta y me fui.–¿Te iras tan pronto?
–Si.. tengo cosas que hacer– respondí sin mirarlo.
–Nunca tienes prisa en irte ____.