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⁎⁺˳◌◞ . ‧๋⋆ ་
𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘
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Alice pov's:

Todavía pensaba que todo lo que acababa de suceder era un sueño. Pero no.

—¿Vamos con el resto?—. Preguntó Tom segundos después de haberse separado de nuestro beso. Pestañeé varias veces después de haber salido de mi trance.

—Vamos—. Solté una pequeña risa para después levantarme, y extender mi mano para que Tom la tomara, cosa a la que accedió, elevándose en el aire.

Ambos nos dispusimos a caminar hacia el lugar donde los chicos estaban, pude sentir como la mano de Tom la cual descansaba en mi cintura, no se movió en ningún momento durante el trayecto.

—¿¡Qué tal ha salido, Tom!?—. Bill se levantó tan solo de ver nuestra silueta llegar. ¿Ellos sabían que me lo iba a pedir?

Me giré para observar la sonrisa de el de trenzas extenderse, afirmando sin palabras lo obvio.

—¡No jodas!—. Gustav abrió sus ojos de par en par.

—¿Ellos... Lo saben?—. Dije entre dientes, mirando a Tom.

—Me han ayudado a organizar esto y que tú no sospeches—. Rió, girándose para depositar un corto beso en mis labios.

Claro, ¿a quién se le ocurriría ir a un campo un día como este? No era mucha casualidad que los chicos aparecieran.

—¡Todo gracias a mi idea!—. Refunfuñó mi mejor amigo. —No me puedo creer que mi pequeña y vulnerable Alice tenga novio—. Fingió hacer un drama, no pude evitar soltar una carcajada ante ese acto.

—Celebremos esta nueva pareja, ¿no?—. Bill elevó su cerveza en el aire. —Y una posible futura—. Le dedicó una descarada mirada a Gustav y Amber, los cuales estaban abrazados.

Ambos nos sentamos en una de las sillas de playa, yo en las piernas de Tom, ya que lo habían más y bueno, ¿qué mejor que sentarte en las piernas de tú oficial novio? Nada.

[ . . . ]

—No me quiero ir—. Lloriqueé, rodeando el cuello de Tom con mis brazos y escondiendo mi rostro en el hueco de este.

El de trenzas soltó una leve risa mientras acariciaba mi espalda. —Cielo, ya se han ido todos a dormir... Y son cerca de las dos de la mañana—.

—Podría dormir aquí—. Inquirí junto a una juguetona sonrisa, a pesar de que el no la pudiera ver.

—Por ti estaría bien, por el dolor de espalda que tendría mañana no—. Bufé, soltando un leve quejido cuando me reincorporé, levantándome de aquella silla. —Vamos a la tienda—. Murmuró.

—¿Vamos? Yo duermo con Lukas—. Siseé, mirando a Tom con confusión y colocando ambas manos en mis caderas.

El susodicho rió. —Oh, ¿te crees que he planeado todo esto para que ahora no duermas conmigo? Obviamente tenemos una tienda de campaña. Para nosotros—. Habló haciendo énfasis en lo último, no pude evitar sonreír y morder mi labio inferior suavemente.

BEAUTIFUL COINCIDENCE; Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora