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⁎⁺˳◌◞ . ‧๋⋆ ་
𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘
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Alice pov's:

Me tomó unos segundos analizar a detalle la preciosa a playa de Italia en la que nos encontrábamos ahora. Parecía un sueño. La música de los bares llegaba a mis oídos, donde había cierta gente jugando a la pelota, o tomando el sol. Mis ojos se iluminaron, viendo a mi mejor amigo carcajear a mi lado.

— Sabía que ibas a reaccionar así—. Murmuró caminando junto a mi al igual que el resto, no adentramos en la arena, sintiendo esta abrazar mis pies con calidez.

Los chicos y yo llegamos a una zona donde había el suficiente espacio para estar todos, teniendo en cuenta de que éramos dos bandas juntas. Tomé la toalla que había guardado en mi bolsa, extendiendo esta en el suelo, a un lado de Nick, porque sabía que él iba a aguantar casi toda la tarde bronceándose, al igual que yo.

Bill, el cual llevaba una sombrilla entre sus brazos, se puso manos a la obra, como si fuera un constructor, haciendo ver como algo complejo clavar una simple sombrilla en la arena.

Me senté sobre mi toalla, viendo como Nick se quitaba la camisa que llevaba, quedando en bañador, al igual que la mayoría. Con algo de timidez, elevé un poco mi cadera para quitar mi vestido blanquecino, dejándolo en el interior de mi bolsa.

— ¡Ya está la sombrilla!—. Avisó Bill, girándome para verle con sus manos en sus caderas, orgulloso de su trabajo.

Pero eso no duró demasiado, ya que está no estaba bien incrustada en el suelo y había salido disparada en el aire, danzando por las arenas de Italia, hasta chocar con el trasero de una señora, haciéndola caer.

— ¡QUÉ HACES BILL, CARAJO!—. Chilló Gustav corriendo tras la sombrilla, sacándonos una risa a todos los presentes, mientras el pelinegro corría detrás de Gustav ahora.

Reí a la par de mis amigos, los cuales observaban todo el espectáculo de como intentaban razonar con esa señora, la cual por obvias razones les hablaba en italiano, y estos no entendían un carajo.

— ¿Tienes protector solar?—. Me preguntó Amber a mi lado, por lo cual asentí, sacando este y entregándoselo.

Pensé que estos chicos serían algo inteligentes pensando que habíamos bajado a la playa a altas horas de la tarde, pero resulta que nadie había tenido la gran idea de traerse protector solar.

Bufé, y una vez que la quinta persona a la cual le había entregado mi pobre protector solar que iba a terminarse en breves momentos, una voz me sacó de mi trance.

— ¿Me ayudarías echándome la crema? Por favor—. Esa genuina voz hizo que mis mejillas se sonrojaran, encontrándome a un Tom sin camiseta, viéndolo distinto por ahora llevar aquellas trenzas africanas, mientras sus ojos se achinaban por el potente sol que nos daba, y su rostro estaba algo enrojecido, por el calor.

Y yo estaba a punto de desmayarme por lo sexy que él se veía.

Carraspeé. — Uhm, si claro—. Me levanté de mi lugar, agitando la crema para que saliera algo de el bote, frunciendo mi ceño, escuchando una risa por parte de Tom. Una vez que ya tenia crema entre mis dedos, le miré. — A ver—. Murmuré, tomando el mentón de Tom para que esté me mirara.

BEAUTIFUL COINCIDENCE; Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora