BEAUTIFUL COINCIDENCE; Tom Kaulitz

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐅𝐎𝐔𝐑𝐓𝐘-𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓
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Alice pov's:

—¡Aquí ha llegado el más guapo de todo Alemania!— Georg llegaba caminando como una modelo, moviendo sus caderas exageradamente, alardeando de su traje de baño rojizo.

No pude evitar reír desviándome por unos momentos de mi conversación con Amber, ambas estábamos sentadas en las tumbonas, esperando a que los chicos se dignaran a venir.
Era extraño que en Berlín hiciera suficiente calor como para poder darnos un baño, pero, hoy era el día perfecto. ¿Y qué mejor que hacerlo con los chicos?

—Horrible— siseó Bill. —¡Muy básico!— se levantó dando un giro completo, colocando su mano en su cadera. —Esto sí es estilo.

—Eso es ser emo— habló Gustav con obvia sorna. Los chicos comenzaron a reír al ver el espectro rostro que se le había quedado al pelinegro.

—¡Aquí nadie sabe apreciar la verdadera belleza!— indignado caminó hacia la piscina para sentarse en el borde, mojando sus pies a la vez que los movía como un niño pequeño.

—Gus— Amber se giró para elevar su rostro y plantar un beso en los labios del rubio. Abracé mis rodillas sin tratar de mirar mucho, y menos aparentar más ser una sujeta velas -prácticamente, lo que estaba siendo ahora-.

—Menudos idiotas, ¡esto no es una competición!— murmuró Lukas caminando en mi dirección, me hizo un gesto para que me hiciera un lado, cosa que accedí. Se sentó a mi lado con una ambiciosa sonrisa. —¿Estuvo buena la manoseada en el baño?

Abrí mis ojos de par en par sintiendo la sangre subir a mis mejillas. Maldito Bill, ¿¡por qué lo había contado!? —No hicimos nada— dije con la cabeza gacha, evitando la tortuosa mirada de él.

Este rió. —De todas formas, no hay nada nuevo que no haya escuchado yo— espetó con cierta gracia, la cual no me estaba haciendo en esos momentos. Quería, mejor dicho, necesitaba que la tierra me tragara.

—Habrá que ver cuando te escucho yo. Ya va siendo hora, ¿no?— comencé a reír levantándome lo más rápido posible para no recibir un golpe por parte de Lukas, pero este frunció su ceño caminando apurado en mi dirección.

—¡Aprenderás a cuidar esa boca, niña!— me alzaba la voz, mientras yo reía y corría, aproveché que Nick pasaba para tomar su cuerpo espontáneamente y colocarme detrás de él, como si fuera un escudo.

—¡A mi no me metáis!— trató de quitarse de mi agarre, aferrándose a su bronceador. —Yo solo quiero ponerme moreno— dijo, pero Lukas no se detenía.

—¡No me deja, Nick! ¡Me va a matar!— lloriqueé detrás de su cuerpo aferrándome a sus brazos y escondiéndome como podía.

—¡Atrás!— lanzó su bote de bronceador en dirección del chico, pude darme cuenta que no lo había pensado dos veces, porque tan pronto como reaccionó salió corriendo en busca de su bronceador. —¡No!

Traté de esconderme como si jugáramos, pero me detuve en el instante que le vi a él.
Saliendo con un traje de baño azul marino, con sus trenzas negras descendiendo por sus hombros, sin nada que tapara su frente, su tonificado y hermoso abdomen que me dejaba sobre mis rodillas, sus musculosos brazos con los que solo fantaseaba que me ahorcara, su perforación negra en su labio inferior. Este caminaba con una mano en su frente, tapándose como podía del sol. Tom definitivamente no estaba acostumbrado a despegarse de sus famosas gafas de sol negras.