capítulo 21.

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Pasaron los días, mi madre estaba casada con el padre de Bill.

Vivíamos juntos en una casa, compartía la habitación con Bill, lo cual era bueno para los dos, porque así teníamos las camas cerca y podríamos disfrutar de noches llenas de sexo y amor.

Que divertido era pasar las noches con él, me disgustaba cuando terminaban.

Pasaron unos días.

Bill se encontraba en el baño, mientras que yo lo esperaba sentado en mi cama.

Íbamos a jugar, no hablo de jugar a eso,  más bien un simple juego de ajedrez, como hermanastros normales.

En ese momento, el celular vibró, me fijé, era un nuevo mensaje, de la persona que más odio, Chantelle.

𝘏𝘰𝘭𝘢 𝘛𝘰𝘮𝘪, 𝘵𝘦 𝘪𝘯𝘷𝘪𝘵𝘰́ 𝘢 𝘮𝘪 𝘧𝘪𝘦𝘴𝘵𝘢, 𝘷𝘢 𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘥𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘮𝘢𝘯𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦́𝘴 𝘥𝘦 𝘯𝘢𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘱𝘶𝘣 𝘍𝘳𝘦𝘦, ¿ 𝘭𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥 ? 𝘈𝘩, 𝘖𝘣𝘷𝘪𝘰, ¿ 𝘲𝘶𝘪𝘦́𝘯 𝘯𝘰 𝘭𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦 ? 𝘌𝘯 𝘧𝘪𝘯, 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢 𝘤𝘭𝘢𝘴𝘦 𝘷𝘢𝘯 𝘢 𝘪𝘳, 𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘢 𝘧𝘪𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘪𝘷𝘦𝘳𝘵𝘪𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘶𝘯 𝘱𝘰𝘤𝘰 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘦𝘭𝘢, 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘢𝘴 𝘪𝘳, 𝘛𝘦 𝘢𝘮𝘰.

Maldita perra, cómo la odio, pero antes me gustaba, antes, cuando tenía 15 años, fue mi novia un buen tiempo y luego me dejó por una chica, me engañó, esa maldita perra, jamás se disculpó, y ahora, quiere que volvamos así de la nada, pues es una pena pero no me junto con jodidas putas lesbianas.

En mi vida solo está Bill, y nadie más, aunque me haya engañado de la misma forma, al menos se había disculpado y estamos felices como antes.

El pelinegro salió del baño y se sentó a mi lado, me miró, con una cara como diciéndome: ¿ No me olvidaste ?  Pues había tardado un buen rato.

— No, Bill, tranquilo, no me olvidé de ti — me burlé de él.

— Ahg — chilló enojado mientras me daba un empujón en el hombro y me daba la espalda cruzando los brazos.

Solté carcajadas por su reacción.

— No te rías, no quería que respondas, además, ¿ cómo te diste cuenta de lo que estaba pasando ? —

— Bill, te conozco, sé distinguir tus caras, eres único — dije mientras le  besaba el cuello.

— N — No, no más marcas — dijo tratando de alejarse — ¿ Recuerdas que ayer mi padre descubrío la marca y tuvimos que buscar una excusa ? ¡ le dijimos que me dormí en la ventana cerrada y marcó todo mi cuello! Fue la peor excusa que escuché —

— Jaja, tienes razón, pero, no puedo controlarme, eres tan sexy que siempre quiero más contigo —

— Pero yo no quiero —

— ¿ Por qué estás enojado conmigo ? —

— Por qué muy pronto será Navidad y aún no me compraste el regalo que quería —

— Buen punto, pero verás que lo tendrás — Me encantan sus caprichos.

Comenzamos a jugar, mientras le contaba sobre la fiesta en la que me habían invitado, y cómo él también estaría en mi misma clase, el también iría.

Mierda, Bill me ganó en el juego, siempre lo hacía, en todos los juegos,  pero en él único juego en el que siempre me ganaba, era en el sexo.

Bueno, no siempre, a veces Bill me ganaba y lograba controlarme de formas increíbles.

¿ Me estoy convirtiendo en su muñeco ? Espero que no.

Por la tarde, fui a la tienda a comprar el regalo para Bill, no me importaba que tan caprichoso podría ser ahora que lo había acostumbrado a eso.

Pues le estuve comprando, haciendo y preparando todo lo que él me pedía al mismo momento en que lo decía, siempre.

Se estaba convirtiendo en un niño caprichoso, gastaba mis ahorros en él, era un problema, pero no me importaba, amaba a Bill sea como sea.

Y haría todo lo posible para que él sea feliz, siempre, no me importa el costo.

Volví a la casa y escondí el regalo, mejor dicho los regalos, son cuatro: Las botas de cuero negras, la chaqueta roja de cuero, un nuevo piercing para su ceja, y, algo especial, qué el no sabía, lo había comprado por cuenta mía, para mi Billy, sólo quería tres regalos, pero pensé que uno más no sería malo, además se parecía a Bill, le iba a encantar.

Fui hacia mi habitación.

Encontrándome con una sorpresa no muy bonita.

Bill estaba sentado en la cama, junto a una persona, una persona que no me agradaba, Andreas.

Ambos se vieron, mi peligro se acercó a mi y me dio un beso en los labios mientras sonreía, pero el rubio me miró con seriedad.

— Tomi, que bueno que hayas llegado —

— ¿ Qué hace él aquí ? —

— Oh, bueno, sus padres no van a estar para Navidad, así que vino aquí con nosotro, y quiere disculparse contigo por lo anterior, para ser amigos —

— Hola, Tom, perdón, ¿ puedes aceptarlo ? — preguntó acercándose a mi. —  Sé que no nos hemos llevado muy bien, pero, podemos hacerlo ahora —

Me lo pensé . — Está bien, pero no vuelvas a hacer eso, no sabes cuánto me dolió ver a mi Billy acostado contigo, eso también va para ti, Bill — dije mirando a los dos.

Pasaron otros días, vaya como se pasa el tiempo.

Era Navidad, al fin, estaba toda la familia, y Andreas, disfrutando de la noche.

Todos juntos como una nueva familia.

Hasta que llegó la hora de abrir los regalos, mi hora favorita.

— Primero Bill — dije pasándole los regalos.

— Gracias Tomi — dijo mientras me abrazaba.

Abrí los regalos, encontrándose con el piercing, la chaqueta y las botas, lo mismo que el me había pedido. — Te lo agradezco mucho —

— Hay algo más —

— ¿ Qué ?

Le pasé el regalo, el cual estaba en una canastita cubierto con sábanas. — Supongo que es una mini cama para Bill — dijo Andreas burlándose. No le respondí, solo lo miré con seriedad. 

En ese momento, las sábanas comenzaron a moverse, y Bill se asombró, sacó todas las mantas, encontrándose con una hermosa bolita de pelos blancos con una carita llena de dulzura.

— ¡ Un perrito ! — gritó Bill.

— Sí, así es — dije feliz por la reacción de Bill.

— Qué hermoso, no era necesario, ¿ por qué ?

— Porque sí, quería hacerte feliz, y el perrito me hizo recordar a ti, no sabes cómo me costó escondértelo —

— Por eso actuabas tan extraño, hay Tomi — dijo entre risas.

Está noche era única, aunque no tuvimos ese momento especial con Bill, al menos nos divertimos con la familia.

Pero Andreas no me agradaba,  aún algo me decía que algo saldría mal.

Pero no pienso mucho en eso, solo espero que no vuelva a repetirse lo de hace algunos meses.

Continuará...

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