—Stephen Brown, encantado.
Le di una sonrisa y tomé su mano que había extendido al saludarme.
—Un gusto.
—Este es mi hijo: Allan —un chico de tez morena con los mismos ojos oscuros que Stephen se acercó.
Le di la mano con la misma sonrisa y les pedí que pasen.
Los guié a la sala y les indiqué que me esperaran.
Subí a la oficina de papá.
Toqué y entré.
—¿Eran ellos?
—Si, les dije que me esperaran en la sala un segundo. Quería hablar contigo primero.
Papá relajó su postura y yo me acerqué más a él.
Llevaba un traje negro que de solo verlo inspiraba respeto. Probablemente de Armani. Llevaba su pelo peinado hacia atrás con gel y se notaba que estaba recién rasurada su barba.
—¿Por qué la reunión en casa? ¿Cuál es la particularidad?
—El señor Brown es considerablemente nuevo en esto de los negocios sucios y quiero charlar. Dejar en claro quien manda y de que lado debe estar —sonaba amenazante de una manera pasiva-agresiva—. Lo invité a casa para verme amable y relajado. Y para—
—Tener su carro, matrícula y que tus hombres los reconozcan y sepan rastrear o seguir necesitado el caso —completé yo.
—Exacto. No hay dudas que eres mi hija.
Sonreí.
Me dio indicaciones de cómo actuar durante la reunión y me dirigí a indicarle a los caballeros que podían subir.
—Pase, por favor, mi padre le espera —le abrí la puerta.
Luego de que saludaran y ambos se sentaran, les serví un vaso de whisky a cada uno y una copa de vino rosé a su hijo y a mi.
Tuvimos una conversación casual, dejé a los adultos hablar y aportaba en cantidades necesarias. Después de un tiempo así, papá se aclaró la garganta y le preguntó al señor Brown si era pertinente hablar ya de negocios. Ambos estuvieron de acuerdo y, Allan y yo nos retiramos.
—¿Deseas hacer algo en particular? ¿Quizá futbolín o billar tal vez?
Siempre encantadora.
El chico me inspeccionaba con cuidado, pero casualidad a la vez. Era muy atractivo, al igual que su padre. Me preguntaba si su madre le había heredado ese tono de piel o era solo de familia.
—Una bola ocho no me vendría mal.
Le pedí que me siguiera al cuarto de juegos.
Tomé las bolas, el triángulo y dos tacos, entregándole uno a él.
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JESSICA
Misterio / Suspenso"Ella no es peligrosa por saber lo que quiere. Lo es por saber lo que vale." -David Sant. Vivir en un mundo de narcotraficantes suena como una pesadilla, ¿no? Pues para Jessica Di Angelo es lo mejor del mundo. Hermosa y letal es como muchos la descr...