4🍁 Todo O Nada

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—Siempre buscando lo prohibido, ¿no, hermanita?

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—Siempre buscando lo prohibido, ¿no, hermanita?

Gabriel...

Giré sobre mis talones con lentitud, no sin antes guardar con rapidez la credencial de vuelta en la mochila.

—Siempre apareciendo donde no te llaman ¿no, hermanito? —dije con sarcasmo.

—Yo soy un adulto, Jess.

—Tener dieciocho no te hace adulto, te falta... —fingí que lo pensaba— ¿Cómo se llamaba? Ah sí, madurez.

—Madurez no me va a faltar cuando le cuente a mi hermano que entraste a su habitación.

Me acerqué cautelosa a él alzando un poco la cabeza para poder mirarlo a los ojos.

—¿Leonardo? Si, ese no será un problema.

Su cara de confusión era única.

—¿Tú...? ¿Tú cómo?

—Estrategia, Gabe.

—Sabía que lo descubrirás antes de los dieciocho.

Chocamos las manos.

—Lo hubiera descubierto antes si no hubiera dejado la investigación por cinco años.

—Pero... —dijo con orgullo— Aún no sabes mi segundo nombre.

Me reí sarcásticamente.

—¿Yo? Ese lo sé desde los once.

—A ver... ¿Cuál es?

—No te estreses, Alex. Fue simple, un día mí querido profesor me dijo: avísale a Alex que voy para su casa y simplemente analice que, si yo me llamo Alessandra, tú, probablemente, te llamarías Alessandro, pero terminé descubriendo que era Alexandro.

Su cara de confusión se hizo presente de nuevo.

—Bueno —hablé—¿Cómo así por aquí?

Ladeó un poco la cabeza y se recostó sobre el marco de la puerta.

—Pues Elías me habló de ti hoy y quise venir antes, además, Leo se iba a quedar y no me quise quedarme atrás.

—No entiendo cómo puedes ser amigo de él —dije rodando los ojos— para colmo es 3 años mayor que tú.

—Tú también tienes amigos mayores, Einstein.

—Pero mis amigos no son unos imbéciles —recalqué.

—O tú eres la insoportable.

—¡Ay ya! Acompáñame abajo y por favor no lo digas a Leonardo que estuve aquí.

Hizo una seña como que lo pensaba.

—¿A cambio de qué?

—Gabriel no seas así.

JESSICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora