Galería Nacional de Retratos (Tercera Parte)

1.1K 141 13
                                    

Antes de entrar a la sala de exposiciones, Ash se reunió y habló con una funcionaria de la galería. Después de hacer una donación, Karlyle se quedó esperando a Ash sin ninguna expresión en su rostro.

Mientras tanto, Karlyle recogió los artículos de cuatro visitantes debido a extraños accidentes. Curiosamente, las personas seguían derramando cosas frente a él. Todas ellos eran omegas, dos de sexo masculino, y dos de sexo femenino.

En la época actual, donde la palabra nobleza en sí es incómoda, e incluso contiene un significado un tanto ridículo, la etiqueta de los aristócratas varía según la situación, y en el caso de Karlyle, él prioriza la caballerosidad en todos los aspectos.

Sostenerle la puerta a la persona que viene detrás de ti, o ayudar a alguien que lo necesite, son actos de educación a los que se acostumbró desde niño. En consecuencia, Karlyle recogía la billetera o el sombrero que se caía frente a él, como si fuera un hábito.

Cuando la parte superior de su cuerpo se doblaba ligeramente en un ángulo exacto, y su brazo largo estirado recogía el artículo en el suelo, todos aquellos a los que les devolvía sus objetos, no podían alejarse de él y trataban de decirle algo.

Pero Karlyle no tenía tiempo de preocuparse por ellos. Incluso si lo hubiera tenido, ni siquiera habría pensado en eso. En ese momento, Karlyle estaba mirando a la mujer Alfa que sonreía felizmente y hablaba con Ash. En sus gestos, Karlyle pudo notar que Ash le gustaba mucho. Tanto el cuerpo que se pegaba a él como un chicle, como el gesto de su mano de tocar su antebrazo en secreto, fueron muy molestos.

Ash habló con la mujer unos diez minutos más. Al final, la mujer Alfa abrazó a Ash y lo dejó ir, solo después de darle un ligero beso en la mejilla. Cuando Ash volvió a su asiento, Karlyle pudo sentir sobre él el olor de otro Alfa. Ante eso, surgió en su interior, una sensación de malestar que no se podía definir con palabras. Su mandíbula cerrada se endureció.

—Te hice esperar mucho, lo siento.

Karlyle volvió la cabeza. Su deseo de posesividad y monopolio aumentó de repente. Pero él era un hombre de razón. Sabía que no debía mostrarle esos sentimientos a Ash. Al fin y al cabo, ellos solo eran parejas sexuales temporales.

—No.

Karlyle le entregó el boleto. Ash, que lo estuvo mirando por un tiempo, se acercó y le dio las gracias. Pero antes de que pudiera tocarle la mejilla con los labios, Karlyle dio un paso atrás. El olor en el cuerpo de Ash era desagradable. Odiaba el hecho de que alguien hubiera puesto su olor sobre Ash.

También era la primera vez en el último mes, que Karlyle se negaba a que él lo besara en la mejilla. Ash notó rápidamente que Karlyle se sentía un poco incómodo, aunque no sabía la razón. Se estaba comportando como antes.

—¿Qué ocurre?

—Nada.

Pero Ash no le creyó. Karlyle, que lo miraba a los ojos, agregó secamente:

—Es solo que el olor de otro Alfa me incomoda, así que espero que no te importe.

—¿Otro Alfa?

Ash parpadeó. Luego reaccionó de nuevo. Esta vez, Karlyle se perdió el momento de su retirada. Los ojos rasgados de Ash se curvaron levemente. Entonces, él le susurró con una cara sonriente:

—¿Te molesta?

Así es como se supone que son los Alfas. En el caso de Kyle, su hermano menor Alfa dominante, odiaba el olor de los Omegas desconocidos.

—No es agradable.

—Entonces, pon tu olor sobre mí, Karlyle—susurró Ash sutilmente, mientras entrelazaba sus dedos con los suyos. El corazón de Karlyle se derritió cuando sintió que la mano que no había podido sostener anteriormente, ahora lo tocaba. Karlyle miró directamente a Ash.

—Tu también hueles a omega, Karlyle.

Ante eso, Karlyle recordó a las cuatro personas que habían pasado a su lado. Ash levantó sus manos entrelazadas. Y luego, besó los huesos que sobresalían en el dorso de la mano de Karlyle.

—Eso tampoco me gusta.

—Lo que dejé sobre ti la última vez, ya se ha desvanecido—mientras decía eso, Ash frotaba su nariz contra el cuello de Karlyle. Su cabello le rozaba suavemente el cuello.

Karlyle no podía entender lo que Ash le estaba diciendo en ese momento. Y al mismo tiempo, notaba como la gente los miraba. Sin embargo, no podía moverse. Porque Ash lo estaba tocando.

—No puse mucho sobre ti porque pensé que te sorprenderías, pero la próxima vez me esforzaré un poco más, Karlyle.

Ash estaba hablando de sus feromonas. Y parecía que se refería al sexo de hace unos días.

—No tienes que hacer eso... Está bien.

—Entonces, ¿no quieres que los otros Alfas me huelan sobre ti?

Después de que dijo eso, Karlyle se quedó en silencio. Ash sonrió suavemente y luego se apartó. Sus manos permanecieron entrelazadas. Karlyle se sintió aliviado por eso.

—Sabes, Karlyle —dijo Ash, sin quitarle los ojos de encima.

—Realmente no te conozco.

Ash pronunció palabras que eran difíciles de entender. Sin embargo, no hubo tiempo para darle una respuesta. Esto se debe a que Ash, quien sacudió su boleto, condujo a Karlyle a la sala de exposiciones.

━━━━━━✧❂✧━━━━━━

Define La RelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora