Sexta Semana (Novena parte)

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Karlyle parpadeó. No fue hasta tarde, que se dio cuenta de cuál era el 'premio' que Ash, le había dicho por teléfono. La idea de que le dijera esas cosas por teléfono le hizo calentar la garganta. De repente recobró el sentido, y se sintió muy avergonzado.

—Bueno, por teléfono, lo que dijiste...

Ash sonrió juguetonamente como si él hubiera adivinado correctamente.

—¿Crees que estoy equivocado al decir que eres ingenuo?

Ash, quien dijo eso, empujó algo detrás de Karlyle. Algo pequeño y redondo se metió en su cavidad interna. Karlyle volvió la cabeza, aturdido por la sensación de una ligera presión en su pared interior.

—Ash, ahora, ¿qué ...?

—Estoy tratando de hacer otra cosa.

Entonces Karlyle trató de preguntarle que era eso. Pero antes de que pudiera abrir la boca, Karlyle respiró hondo ante las vibraciones que se extendían desde su interior.

—¡Ugh, ah, ugh!

Una sensación muy extraña se extendió por detrás, con una vibración zumbante. Karlyle se estremeció con los ojos bien abiertos. Ash le sostuvo tiernamente la cintura, mientras Karlyle trataba de escapar avergonzado. Y sin embargo, lo sostuvo con fuerza, para que no pudiera escapar.

—No es extraño.

—Oh, Ash, Ugh, ahora, espera un minuto, ¡Ah, ah, ah!

Los dedos de Ash empujaron el objeto más hacia adentro con un zumbido. Ante la repulsión instintiva del objeto que estaba atascado en su interior, Karlyle retorció su cuerpo con bastante fuerza. Era la primera vez que experimentaba algo como eso. Con la respiración agitada, dijo al azar.

—¡Por favor, sácalo, sácalo! ¡Uh, ah, ah, ugh!

La vibración que Ash seguía empujando hacia adentro, se detuvo en algún momento. Karlyle abrió la boca en silencio. —Ah, ugh, ah— entonces gimió, y su cintura se arqueó.

Su pene se retorció con un placer sin sentido. Algo se detuvo en el área de su próstata, presionándola y extendiendo las vibraciones suavemente. Su cuerpo comenzó a temblar, por el increíble aumento del placer.

—¡Ah, ugh, ah...uh, sí, ah!

Sus muslos temblaban y sus dedos se doblaron con fuerza. Ash acarició suavemente a Karlyle, quien parecía no poder controlar su respiración, como si se estuviera quedando sin aliento.

—Shhh, respira.

Karlyle casi se echa a llorar, ante el cálido toque de sus manos. El placer fue abrumador, y al mismo tiempo, no sabía qué hacer. Y cuando pudo recuperarse un poco de sus convulsiones, trató de huir, empujando el torso de Ash.

—Eso, solo, uh, ugh, ah...yo no... .

Entonces, Karlyle empujó el pecho de Ash con su mano deslizante, porque no podía aplicar la suficiente fuerza para apartarlo. Pero Ash no permitió que Karlyle se escapara. Nunca pensó en empujarlo con tanta fuerza, pero no podía usar su energía correctamente, porque algo estaba vibrando en su interior.

—¿No te gusta?

Karlyle asintió, apenas conteniendo las lágrimas. No fue una reacción que surgió después de pensar correctamente. Mientras tanto, las vibraciones aumentaron gradualmente su intensidad.

Su próstata parecía estar siendo estimulada con más fuerza que antes, y el placer se extendió hasta el punto de perder la razón. El líquido preseminal fluía constantemente de su pene, que hacía mucho tiempo que estaba hinchado y duro.

Define La RelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora