Quinta Semana (Cuarta Parte)

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El niño era una niña, y según Ash, era Beta como la mayor, Susie. Ash le explicó que Sarah, que solo tenía seis meses, tardaba más de una hora alimentándose con comida para bebés.

—Es muy difícil cuidar a Sarah, porque también se deben atender las tareas del hogar—dijo Ash, mientras sostenía a la niña en sus brazos con mucha habilidad. Sarah, cuyo llanto se escuchó por toda la casa, dejó de llorar tan pronto como Ash entró. Luego, agitó sus extremidades como si estuviera pidiéndole un abrazo.

—¿Por qué hace eso?

—Es tan tímida que nunca deja de llorar, a menos que yo, Natalie, o su esposo Clark, la cuiden. Sin importar lo cansada que esté, sigue llorando.

El problema era que su esposo, Clark, estaba de viaje de negocios y Ash era el único que podía cuidar a la niña. Karlyle pensó que sus padres también deberían ayudar, pero al ver que Ash no le había mencionado nada sobre ellos, pensó que había una razón para eso.

Karlyle tuvo una extraña sensación mientras miraba la mano de Ash, acariciando gentilmente a la niña que tenía en sus brazos.

Ash se llevaba muy bien con la niña. Con solo mirar esa escena, Karlyle sintió que él podría llegar a ser un excelente padre algún día. Tenía tantas preguntas sobre Ash, pero en ese momento lo que le deba mayor curiosidad, era saber si él no quería tener hijos.

Había escuchado que él solo salía con Alfas, pero se preguntaba si tal vez, él tenía la intención de conocer a un Omega algún día y tener un hijo. Cuando Karlyle pensó en eso, su corazón se puso pesado. Pero de hecho, eso no tenía nada que ver con él. Entonces, Ash le hizo una pregunta, estableciendo contacto visual con él.

—Parece que estás pensando en algo.

—... ¿Te refieres a mí?

—Sí—dijo Ash, llevando a Carlisle al sofá. Ahora estaban sentados en la sala de estar, preparándose para alimentar a Sarah con comida para bebés.

—Karlyle, ¿has escuchado muchas veces que no muestras tus expresiones faciales, verdad?

Era natural, porque así había crecido, y así debía ser.

—Así es.

—Por eso nunca estoy seguro de lo que estás pensando, Karlyle.

La rodilla de Ash, que había estado hablando hasta ahora, tocó la rodilla de Karlyle.

—Pero creo que ahora conozco algunas de tus expresiones.

Karlyle frunció un poco el ceño. Entonces recordó si en algún momento, no se había comportado correctamente frente a Ash. Parecía que lo había hecho. Nunca había visto a nadie como Ash, y por supuesto, nunca nadie lo había hecho sentir de esa manera.

—... ¿Podrías decirme cuáles son?

—Lo que acabas de hacer, esa mirada de autocontrol que pones... .

Sus rodillas se frotaron. Karlyle se mordió los labios, ante el estímulo proveniente del área frotada. Entonces, miró hacia abajo.

—Cuando te sientes extrañamente frustrado—dijo Ash, quien inclinó el torso, miró a Karlyle desde abajo y dijo:

—Y cuando estás aburrido—susurró con una voz muy baja. Sarah rompió a llorar, tal vez notando la extraña atmósfera. Era asombroso notar que Ash le estaba prestando mucha atención.

Una fiebre se deslizó por su espalda. No había hecho nada malo, pero Karlyle se sintió extrañamente avergonzado frente a la niña.

—Yo, siempre he sido así.

Define La RelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora