Las palabras de Ash se contradecían con sus acciones. Porque Ash no le dio a Karlyle espacio para respirar. Él absorbió los gemidos y respiraciones que fluían de Karlyle, como si todo lo que saliera de él estuviera supeditado a sus órdenes.
El estímulo en la apretada parte inferior de su cuerpo, el roce suave y en su espalda y sus orejas, parecían a punto de hacerlo perder la cabeza. Era un acto que parecía amistoso y amable, pero que no le dejaba ningún lugar para poder escapar. Estaba claro que podía rechazarlo con solo aplicar un poco de fuerza, pero Karlyle no pudo decidir la dirección de sus acciones debido al placer que nunca antes había sentido con un beso.
Sus ojos acalorados le dolían y picaban. La parte superior de su cuerpo seguía reclinándose ante el calor, que hacía que su cabeza se mareara. Y Ash envolvió a Karlyle de forma muy natural.
A Karlyle se le ocurrió que definitivamente alguien los vería. Para él, que ni siquiera era bueno para tomarse de la mano con otra persona, besarse era algo que ni siquiera se atrevía a imaginar en una situación habitual. Fue por la percepción de que era una molestia. En su manera de hacer de la vida íntima una virtud, era evidente que lo que estaba haciendo ahora, era muy indecoroso.
Sin embargo, ese pensamiento se dispersaba de su mente, cada vez que su lengua se enredaba con la de Ash y era succionada por él. Su virtud se derritió sin dejar rastro cuando Ash lo tocó. Y solo después de que se tragó su saliva dulcemente mezclada, y su espalda estaba tan palpitante hasta el punto de no poder soportarlo, Ash finalmente lo soltó.
Aunque logró respirar un par de veces, Karlyle jadeó e inhaló de forma errática, como si hubiera contenido la respiración por mucho tiempo. Cuando recobró el sentido, estaba apoyado en la barra, como si su cuerpo hubiera retrocedido por reflejo.
—Eres más sensible de lo que pensaba, Karlyle.
Su cuerpo estaba sensible por el beso intenso, que lo hizo sentir casi intimidado. Su piel, que se erizó por completo, reaccionó sensiblemente a su tacto. Los dedos de Ash descendieron por la delgada camisa de su traje, y se posaron a lo largo de sus firme espalda. Karlyle gimió, torciendo los ojos, mientras Ash doblaba gentilmente los dedos y lo acariciaba.
—Ah. —Un gemido se escapó de su boca, antes de que pudiera incluso pensar que debía detenerlo. Karlyle cerró la boca demasiado tarde. Se quedé sin aliento, tratando de no hacer ningún sonido. Su pecho se agitó intensamente y se hundió gradualmente. Pero él parecía no poder darse cuenta de eso.
—Afuera, este acto... me gustaría que no lo hicieras.
Si saber qué tipo de respuesta le daría Ash, Karlyle dijo esas palabras para recuperar su compostura. Pero Ash solo arqueó las cejas y sonrió juguetonamente. Sus labios que se curvaron con una suave sonrisa ahora estaban rojos y húmedos como evidencia del beso que acababan de darse.
Karlyle pensó que quizás sus labios, tendrían el mismo color. Porque sus labios le ardían, e incluso sentía que estaban hinchados. Sin darse cuenta, alzó la mano para tocárselos, pero antes de que pudiera hacerlo, apretó el puño y luego lo abrió de nuevo.
—¿De verdad?
—Sí.
—Sin importar lo que pase, ¿no es así? Karlyle exhaló levemente y parpadeó.
—Por favor, dame un ejemplo.
—Bien.
Ash se frotó la barbilla y luego tocó los labios de Karlyle. Como acababan de besarse, Karlyle se asombró por la sensación de sus dedos tocando sus labios.
—Si me miras tan sexy como antes...
'Quiero besarte ahora mismo.'
Los dedos que tocaron suavemente sus labios húmedos se movieron lentamente hacia su mejilla. El lugar por donde pasaban sus dedos se calentó.
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Define La Relación
RomansaNacido como Alfa de una familia noble, pero no dominante, Karlyle se siente estresado por tener que tener una relación con un omega que es obligatoria y recibe asesoramiento. El consejero anima a Karlyle a tener relaciones sexuales con un alfa para...