Extra (2) Manual for Ash Jones 12

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—Ash, ¿Qué diablos pasa con la cinta...?

Antes de que pudiera terminar la pregunta, Ash volvió a penetrar a Karlyle. El agujero comenzó a llenarse con su enorme pene. Ante la sensación de empuje, su boca se abrió.

Ash agarró la mano que sostenía la cabecera de la cama sin darse cuenta. Su palma tocó la pared. Las manos de Ash descansaban sobre las manos de Karlyle contra la pared.

—¿No te gusta?

—No...tengo miedo.

—No te creo.

Su respiración caliente le hizo cosquillas en los oídos. Su aliento mezclado con su risa entró en el agujero de su oído. —Ugh—Karlyle giró el cuello y se encogió de hombros. Siguiendo el rastro oblicuo de las venas de su cuello, Ash comenzó a dejar marcas. El pene, que había estado incrustado en su interior, se movió lentamente.

—Se que te gusta mucho.

Se sentía diferente a ser penetrado por detrás con sus muslos elevados. Karlyle abrió la boca ante la sensación de penetrar su cuerpo de abajo hacia arriba. Y como si esa fuera una seña, Ash comenzó a moverse como antes.

El cuerpo de Karlyle estaba tenso. Su espalda sudorosa y brillante, se frotó contra su pecho mojado. Ash, que había encerrado a Karlyle con su cuerpo sólido y pesado, comenzó a penetrarlo de nuevo como si hubiera perdido la razón.

—¡Ah, Ugh, Ah, Ah, Ugh!

Le temblaron las rodillas. Sus muslos claramente levantados, se estremecieron para resistir de alguna manera las embestidas de Ash. Con penetraciones repetidas, Karlyle chocó con la sensación de ser perforado en el cerebro. Un gemido más parecido a un grito, se le escapó.

—¡Ah, ah, Ugh, ah, caliente, ah, ah, ah!

El gemido se mezcló con un grito ahogado. Su interior fue frotado con fuerza y surgió una aterradora sensación de placer. Su pared interior ablandada, ahora actuaba como si sintiera algo con solo recibir el roce de su pene. El acto de penetrar, frotar y salir, se convirtió en un placer en sí mismo. Su pene flácido recuperó rápidamente su firmeza.

Entonces, Ash apretó la cinta con fuerza debajo de su glande. Karlyle se encogió de hombros y sacudió la cabeza salvajemente.

—¡Ash, esto, no, no, ah, ah, Ugh!

No estaba lo suficientemente concentrado para elegir las palabras adecuadas. Sin importar lo que dijera, sentía que se estaba volviendo loco. Sus ojos se pusieron en blanco.

Su agujero se abrió rápidamente como si se fuera a caer, y Ash derramaba sus feromonas como si se estuviera comiendo a Karlyle, pero la entrada estaba tan cerrada como si nunca fuera a soltar su pene... . Era realmente...extraño.

—¿No?

—Ah, ugh, ah, no, no...no...me gusta.

—Deberías decir que sí.

—¡No, ugh, ah, ah...!

A pesar de que tenía prohibido correrse, el placer se acumulaba de manera constante. Sus nalgas se apretaron. Su cuerpo se sacudió de arriba abajo. Ash presionó su mano deslizante, sosteniendo a Karlyle, quien estaba a punto de colapsar.

—Si dices que te gusta, dejaré que te corras—susurro Ash. Karlyle comenzó a sollozar. Sus lágrimas fluían sin parar de sus ojos enrojecidos. Le gustaba. Pero era difícil saber si era doloroso o placentero.

—Ugh, ah, ah, ¿en serio?

—Vamos, vamos—se escuchó un susurro seductor. Le dolía hasta el punto en que era difícil siquiera avergonzarse, de la cinta que apretaba su rígido pene. Karlyle apenas pudo asentir con la cabeza.

Define La RelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora