Sexta Semana (Decima parte)

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Su cuerpo, que se retorcía con fuerza se calmó. Dejando rebotar de placer con temblores repetidos, Karlyle jadeó y eligió aceptar a Ash.

Debido al vibrador que tenía adentro, Ash no pudo introducir su pene por completo al interior de Karlyle. Entonces Ash, que se mordió los labios ligeramente, miró a Karlyle con los ojos bien abiertos. El rostro que lo miraba desde abajo, era muy erótico. Su suave impresión se había transformado de repente en una extraña impresión aguda. Mientras lo miraba por un momento como si estuviera hechizado, Ash curvó los ojos y movió lentamente su cintura.

—Tuk, Tuk—el zumbido de la vibración comenzó a escucharse lentamente en medio de las estocadas. Ash penetró su agujero, moviendo solo su cintura. Ante la sensación de ser penetrado con fuerza, Karlyle entrecerró los ojos y encogió los hombros. Con sus muñecas presionadas, Karlyle solo podía mover sus dedos. Sus dedos largos y duros se estiraron y se doblaron, una y otra vez.

Ash se movió lo suficientemente lento como para hacerlo arder. Sus movimientos eran similares al beso anterior. El pene de Karlyle se erigió de nuevo, mientras su próstata seguía siendo estimulada por el vibrador. Su entrepierna estaba llena de energía, porque el liquido preseminal estaba empapando sus músculos abdominales.

Tenía una sensación extraña. Su agujero se contrajo y comenzó a apretar el pene de Ash con fuerza. Karlyle giró la cabeza. Su rostro desorganizado estaba sonrojado y lleno de sudor. Karlyle miró de nuevo a Ash, como si no supiera qué hacer.

—Ash, un poco, un poco más...

Sin saber por qué se sentía así, Karlyle miró a Ash con ansiedad, como si confiara en él. Ash sonrió y movió su cintura con más fuerza. Karlyle se estremeció al sentir el movimiento de su pene en su interior.

—Eso es, ah...

La vibración se había debilitado, mucho antes de que se diera cuenta. En lugar de sonar fuerte con el impulso de derretir el cerebro de Karlyle como antes, solo le daba un ligero estímulo mantener su cuerpo excitado.

Mientras tanto, con un pene que no empujaba su interior con fuerza, sino que solo se movía hacia adentro y hacia afuera, Karlyle repetidamente abrió las piernas y las cerró. —Algo más...Necesito algo más—.

—Sí, te escucho.

Ash lo miró con esa sonrisa perezosa, como si no supiera nada. El cabello negro que colgaba sobre su frente, estaba empapado de sudor. Su cabello, más oscuro que el cabello gris oscuro de Karlyle, le hacía cosquillas en los ojos extraordinariamente.

Sin saber cómo decirlo, Karlyle jadeó y parpadeó. Entonces eligió otro método. Estaba un poco más sobrio que antes, así que la vergüenza lo inundó levemente. Pero el sentimiento insoportable era demasiado fuerte. Vacilando un poco, Karlyle comenzó a mover la cintura lentamente.

—Ja-ja, ja-ja, uh-huh...

Se le escapó un grave y doloroso gemido. Lentamente, movió la parte inferior de su cuerpo, hacia arriba y hacia abajo, en línea con los movimientos de Ash. —Puck—se escuchó el sonido de sus pieles chocando mutuamente. Ash lo miró en silencio. El vibrador cambió de velocidad. Karlyle, quien sintió la vibración profunda, se detuvo por un momento y luego se movió de nuevo. —Solo siento...quiero más...—.

—Ah, ah, ah, ugh, ugh, ah...

Ash dejó de moverse. Karlyle se movió con los ojos cerrados y los labios abiertos. Aplastado por Ash, comenzó a buscar su propio placer.

Su velocidad aumentó gradualmente. Cuando el pene se hundía, se detenía por un momento, luego se movía suavemente y lo apretaba con más fuerza. Una extraña sensación se extendió por todo su cuerpo, mientras se concentraba lentamente en el acto. Algo hormigueó y se movió en su agujero.

Define La RelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora