Pausa (Parte 1)

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—Director.

Escuchó un llamado. Ash, que seguía mirando por la ventana, escuchó el llamado, pero no pudo escucharlo al mismo tiempo. El cielo frente a sus ojos era azul y lo suficientemente claro como para hacer que le dolieran los ojos. El sol naciente trazó una línea oblicua, y dividió el edificio y el sendero con su luz. Era un paisaje desagradablemente refrescante.

—...¿Director?

Y no fue hasta que lo llamaron de nuevo, que Ash se dio la vuelta. — Ah—Ash parpadeó sin cambiar de expresión.

Entonces pudo ver a Mikaila, mirándolo con una cara de desconcierto. Pero Mikaila no era la única que lo miraba. Todo los empleados en la sala de conferencias, lo estaban mirando.

—Lo siento. Me quedé pensando en algo por un momento.

¿Eso hice? —Incluso mientras se lo preguntaba a sí mismo, Ash no estaba seguro de eso. Realmente él no quería pensar en nada. Para ser honesto, estuvo distraído por un tiempo. Sin pensar en nada.

—Nuestro horario ha sido difícil últimamente. Todos están trabajando duro. Ahora estamos en la etapa final, así que tengan paciencia. La semana que viene, estaremos en la exhibición— dijo Mackenzie, quien era fundadora del estudio y senior de Ash. 

Su cabello rubio castaño recortado a lo largo de sus orejas era suave. Con una sonrisa triste, Mackenzie miró a Ash por un momento.

Ash le sonrió a los ojos marrones que lo miraban. Su sonrisa era suave como de costumbre. Mackenzie, que enarcó solo una ceja, negó con la cabeza. Luego aplaudió.

—Todos, tomen un descanso. El café, no, la cafeína no funcionará de todos modos, así que beban té que es más saludable para sus cuerpos.

Las risas resonaron silenciosamente, cuando escucharon que alguien de la industria decía que su tolerancia a la cafeína había desaparecido. La situación en esa industria, donde las horas extras y el trabajo de fin de semana se daban por sentado, era similar en todas partes, pero Mackenzie trataba de mantener la sensación familiar del pequeño estudio inicial, tanto como le fuera posible. Prestar mucha atención al pago de horas extras y al bienestar de sus empleados fue uno de ellos.

Cuando todos sus colegas dispersos se marcharon en un ambiente cálido, Mackenzie se cruzó de brazos.

—¿Qué te sucede?

—¿A mí?

Esta vez, Ash arqueó las cejas como si estuviera desconcertado. Entonces, con una boca sonriente, habló de nuevo.

—No creo que haya cometido algún error.

—Sé que eres un bastardo asqueroso que no se equivoca. Lo que quiero decir, ¿es por qué te quedaste ahí tanto tiempo?

En ese momento, se escuchó el sonido de las ruedas de la silla al ser arrastradas. Ash se rió con torpeza. Entonces, se encogió de hombros como si estuviera en problemas, y luego miró por la ventana de nuevo. Algo lo había estado molestando sin motivo aparente. Como si hubiera olvidado algo importante que no había resuelto. Se había estado sintiendo así durante el último mes.

—Actúas como si hubieras perdido algo importante.

McKenzie siempre había sido una persona inteligente. Siempre había sido así desde la época universitaria. Ash había aprendido mucho al ver a una mujer como ella, que contradecía a sus profesores sin perder, siempre que tuviera una razón razonable y cierta. Y también había aprendido de ella a mostrar su trabajo.

Sin embargo, era muy difícil fingir frente a alguien como Mackenzie. Ash Jones era alguien a quien no le gustaba mostrar su verdadero rostro. Él debía mantener ese personaje que había creado desde la infancia.

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