Sexta Semana (Séptima parte)

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El dedo, que había estado frotando los pliegues de su ano, se introdujo en la roja entrada. Comparado con el interior profundo, era muy bueno tocando su membrana mucosa elástica. Karlyle jadeó, ante una creciente sensación de cosquilleo. Sus labios se abrieron de par en par sin darse cuenta.

Su pene, que había estado muerto por un tiempo, rápidamente aumentó de tamaño hasta formar una gran erección. La dura polla, que comenzó a agrandarse, se frotó contra la ropa de Ash. Y mientras exhalaba—Ugh, ah—su aliento ardiente, Karlyle se aferró a la ropa de Ash.

El dedo que lo estaba poniendo ansioso, se hundió en su interior de repente. El dedo largo y duro, atravesó su suave cavidad. Al sentir la presión, Karlyle apretó sus nalgas con fuerza. La risa de Ash sonó desde arriba. Entonces su dedo se deslizó hacia afuera.

—¿Deberíamos salir de aquí?

Ash se apartó, sonriendo como si nada hubiera pasado. Karlyle, cuyos ojos estaban enrojecidos por el calor, bajó la mirada y asintió en silencio.

Ash entró al dormitorio y se quitó la chaqueta. Mientras sostenía a Karlyle en sus brazos, se quitó lentamente su camisa blanca mojada. Luego, miró a Karlyle. En la habitación, se mezclaba el aroma de dos Alfas con feromonas diferentes y el un gel de baño con el mismo olor. Había un aroma mixto. Karlyle tenía sed, por olor estimulante que le dejó la cabeza en blanco.

Su cuerpo, que acababa de ser estimulado y se había vuelto más sensible, reaccionó con efusividad al aire frío purificado, que le tocaba su piel desnuda. Se le puso la piel de gallina y se sintió extraño.

Ash tiró a Karlyle, que estaba parado a su lado, a la cama con naturalidad. Y después de empujarlo a la cama grande y espaciosa, se subió sobre él.

—¿Está bien si intento algo más hoy?

Ash se acomodó entre sus piernas, acariciando su pecho hacia abajo, con el dorso de su mano. El cuerpo de Karlyle tembló, cuando sintió la mano pasando por su pezón.

—De qué, ugh...¿de qué estás hablando?

Sus piernas estaban abiertas de par en par. Pudo ver a Ash inclinándose. Con su mano grande le agarró suavemente su erección. Ante eso, Karlyle parpadeó y se incorporó.

—Te lo diré en un rato.

Con esas palabras, Ash bajó los ojos. Sus labios rojos se separaron y mordieron el glande de Karlyle. Karlyle cerró los ojos con fuerza, luego sacudió la cabeza y arqueó la espalda.

—Yo...—dijo Karlyle en voz baja, mientras miraba a Ash, quien lo observaba perplejo. Estaba pensando en hacer, lo que había planeado el día de hoy.

—Lo haré, lo haré por ti.

—...¿Karlyle? —preguntó a Ash, mientras lo miraba, como si fuera algo muy inesperado. Karlyle asintió levemente con la cabeza. Entonces miró a Ash, con una expresión que no era muy diferente a la habitual.

—Siempre lo has hecho por mí. ...por eso quiero hacerlo.

Es cierto que había conocido a Ash para resolver esos síntomas, que ahora le parecían un poco lejanos, pero cada vez que veía a Ash, sentía ganas de acariciarlo.

Era cuestionable que Ash sintiera placer teniendo sexo con él. Aunque le había dicho que estaba bien, y que le era difícil contenerse...Ash era una persona amigable, por lo que existía la posibilidad de que le dijera eso por obligación.

Una sonrisa refrescante apareció en el rostro de Ash, quien miraba a Karlyle. Entonces, él se incorporó y miró a Karlyle con los ojos ensanchados. Poniendo su mano sobre las suyas, lo miró a los ojos.

—Nunca pensé en eso.

Su voz sonaba más baja que antes. Entonces, extendió la mano y agarró la mejilla de Karlyle.

—¿Puedes hacerlo?

Karlyle miró a Ash en silencio. Aunque no lo disfrutaba mucho, y no era algo de lo que debía presumir...

—Intentaré satisfacerte.

Karlyle era, de hecho, muy hábil en eso.

Ash se recostó contra la cama y lo miró, como si lo dejara intentarlo. Karlyle exhaló brevemente, y pronto extendió la mano y la colocó entre sus piernas.

La mano, que vaciló un poco, le bajó la cremallera. Y después de un chirrido, pudo ver su ropa interior gris. El pene, ligeramente hinchado, no estaba completamente erecto, pero su volumen era grandioso.

Karlyle le bajó la ropa interior en silencio y se inclinó. El pene que apareció lentamente era rosado y curvado, como lo recordaba. Era la primera vez que veía el pene de Ash, en su sano juicio. Su cuerpo estaba ardiendo.

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