Tercera Semana (Cuarta Parte)

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No podía decir cuánto tiempo había pasado. Como si estuviera en Rut, Ash penetró persistentemente a Karlyle. El sol se oscureció gradualmente fuera de la ventana, y su cuerpo se fue derritiendo al mismo ritmo. Los músculos de todo su cuerpo se relajaron y contrajeron repetidamente y fueron dominados por el placer.

Su garganta también estaba ronca, ya que gritaba cada vez que intentaba tragarse sus gemidos. Sus cuerdas vocales secas, quedaron profundamente sumergidas. El semen de Karlyle se había esparcido en la sábana mientras sufría en cada cambio de postura. Después de la tercera eyaculación, Karlyle jadeó y miró a Ash. Su pierna, que estaba sobre el hombro de Ash se estremeció.

—Ash, por favor, detente...ah, ah, ugh.

Su agujero convulsionó, como si quisiera acelerar su clímax sin darse cuenta. Su pared interior se contrajo con fuerza y presionó el pene de Ash. Y luego, este frunció levemente el ceño y bajó los ojos.

Al inclinar su torso, Ash superpuso su cuerpo con el de Karlyle. Su pierna fue estirada hasta el límite. —Ugh, uh. —Un sonido nasal se filtró de sus labios. Esto se debía a que el pene de Ash se había presionado contra el interior de su próstata. Su cavidad interna tembló en consecuencia.

—¿Me estás suplicando, Karlyle?

—¡Eso no, no, ah, ugh, ah...!

Ash, quien exhaló un fuerte suspiro, se presionó contra su cuerpo. Después de regresar a una postura similar a la de la primera vez, los pezones erectos de Karlyle se frotaron contra el pecho de Ash. Incluso en esa zona, la sensación de placer se extendió por su cuerpo y Karlyle no pudo evitar darse la vuelta asustado. Esa acción avivó la lujuria de Ash. Su pene se hundió profundamente en el agujero de Karlyle con un gesto brusco.

Y de inmediato, Karlyle sintió que algo tibio se extendía con fuerza al interior de su abdomen. Al mismo tiempo, sus feromonas comenzaron a esparcirse. Era la primera vez que recibía feromonas de un Alfa de esa manera.

El aroma de Ash rozó la punta de su nariz. Su cuerpo reaccionó de manera extraña ante las feromonas de su propio género, que penetraban profusamente sus pulmones. La hostilidad aumentó, y pronto sus feromonas se mezclaron bruscamente. Su estómago estaba hirviendo.

Con los ojos bien abiertos, Karlyle se aferró a la espalda de Ash con fuerza. Ash puso su brazo detrás de su espalda, y lo abrazó. Las feromonas, que se agitaban salvajemente en su interior, comenzaron a escaparse rápidamente. Su estómago ardía como si se hubiera convertido en un volcán en erupción.

—Está bien, Karlyle.

Ash abrazó tiernamente su cuerpo, que temblaba de rechazo. Mientras lo abrazaba con fuerza, podía escuchar los latidos de su corazón. Mientras escuchaban como sus corazones palpitaban de manera anormal, sus cuerpos se fueron calmando gradualmente.

En poco tiempo, todo lo que quedó, fue la persistente sensación de placer que acompaña al clímax y la calidez de Ash, que lo abrazaba con ternura. La plenitud que sintió antes, invadió todo su cuerpo. Una sensación de plenitud derivada del hecho, de que Ash lo estaba abrazando sin tener nada puesto. Un extraño deseo de monopolio surgió al presenciar algo que nunca antes había visto.

Los sentimientos impredecibles y desagradables surgieron por doquier. Como si algo que estuviera bloqueando su mente se hubiera derrumbado, sus emociones fluctuaban incontrolablemente. Estaba avergonzado y confundido.

Karlyle abrazó con más fuerza a Ash, como si quisiera ahuyentar su confusión. Con solo abrazar el torso ancho y apretado, que era similar el suyo, se sintió mucho mejor. Las lágrimas que contuvo durante todo el acto sexual, parecían querer brotar de repente. Karlyle arqueó las cejas y se mordió los labios. No podía mostrarle a Ash esa expresión.

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