II

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Melodías robadas



Chiara avanzaba por las calles con su maleta, aún con la imagen de la estación de tren fresca en su mente. La emoción por el nuevo año universitario se mezclaba con la incertidumbre de lo desconocido. Las calles, aunque familiares por sus visitas anteriores, adquirían un aire diferente con cada regreso.

Se encontraba de pie esperando él deseado encuentro con su amigo, Paul. Lo había conocido en su primer año en la universidad, el chico estudiaba en su misma clase y después de haber coincido en varios trabajos se habían vuelto inseparables, Paul conocía todo sobre la vida de Chiara, y a esta le pasaba lo mismo con el. Llevaban casi 4 meses sin verse. La morena salió de sus pensamientos cuando vio a su amigo llegar por la larga calle en la que se encontraba. Sin pensarlo ni un momento soltó su maleta para salir corriendo y abalanzarse sobre el para fundirse en un cálido abrazo.

-¡Chiara! ¿Cómo has estado? Hace tiempo que no nos vemos. -exclamó Paul mientras la abrazaba.

La chica sonrió, sintiéndose cómoda y feliz de volver a ver a su amigo. Se separaron del abrazo, pero las sonrisas permanecieron en sus rostros mientras se dirigían hacia el piso de Chiara.

-Bueno, ya sabes, lo típico. Visitando a la familia, disfrutando del verano en Inglaterra. ¿Y tú, qué has estado haciendo? -preguntó Chiara.

Paul rió antes de responder.

-Pues, he pasado la mitad del verano encerrado en mi habitación, componiendo y experimentando con nuevos sonidos. La otra mitad la he dedicado a quedar con algunos amigos y, por supuesto, a ver los directos de IlloJuan.

Chiara asintió sin resistirse a soltar una carcajada, recordando las veces que había escuchado a Paul hablar sobre IlloJuan, aquel famoso streamer.

-¿Y en el ámbito amoroso? -preguntó Paul con una mirada curiosa.

Chiara rió suavemente, sabiendo que esta pregunta vendría tarde o temprano.

-Bueno, ha habido cosas, pero nada demasiado serio.

-¿No te has enamorado perdidamente de ninguna inglesa cuando te ha dado la vuelta de tu café? -soltó Paul con tono divertido para picar a su amiga.

-Oh my goodness, you're so funny. -Soltó Chiara con tono burlón

Continuaron charlando animadamente mientras se dirigían hacia la casa de la chica. Las risas llenaban el espacio, creando un ambiente cálido y acogedor. Después de un rato, se despidieron, prometiendo quedar para tomar un café al día siguiente.

Al llegar al piso Chiara suspiró aliviada al ver que todo estaba en orden, se adentró en el salón para ver si su compañero de piso se encontraba en casa, pero no fue así. Dejó caer la maleta en la cama y observó a su alrededor. La pequeña habitación estaba impregnada con la esencia del nuevo comienzo.

Se asomó a la ventana y notó cómo las últimas luces del día se desvanecían lentamente. Se sintió agradecida por haber llegado sana y salva a su destino, y la pequeña aventura en la estación ya se convertía en una anécdota que compartiría con sus amigos.

Desvió la mirada de la ventana para centrarse en su piano, el cual seguía teniendo la misma hoja desde hacia meses. La luz tenue proveniente de la lámpara de escritorio arrojaba destellos sobre las teclas pulidas, y el susurro de la lluvia golpeando suavemente la ventana creaba una atmósfera acogedora.

Chiara, envuelta en la melodía que había empezado a brotar bajo sus hábiles dedos, se dejaba llevar por la inspiración. Sus ojos cerrados transmitían una concentración profunda, mientras su mente se sumergía en la música que estaba creando. Cada nota resonaba en la habitación, dibujando un paisaje sonoro que solo ella podía ver.

De repente, como un destello de luz en la penumbra, la imagen de la chica pelirroja se infiltró en los recovecos de sus pensamientos. Chiara se vio a sí misma nuevamente en la estación de tren, tropezando torpemente y encontrándose con esos ojos llenos de sorpresa y preocupación.

La melodía cambió sutilmente, como si las emociones de Chiara se tradujeran directamente en acordes y arpegios. Cada nota contaba la historia de aquel encuentro inesperado, la caída, la ayuda ofrecida, y la sonrisa amistosa que había iluminado la estación.

Sus dedos danzaban sobre las teclas con una gracia natural, guiados por el flujo de sus pensamientos. La música se volvía más intensa, reflejando la mezcla de emociones que Chiara experimentaba en aquel momento. Era como si las notas fueran las palabras no dichas de un capítulo que estaba escribiendo sin siquiera darse cuenta.

La lluvia lánguidamente seguía su curso fuera de la ventana, y la melodía se entrelazaba con el suave ritmo de las gotas golpeando el cristal. La composición se desarrollaba como un diálogo entre el piano y los recuerdos, una conversación silenciosa que fluía con una naturalidad sorprendente.

De vez en cuando, Chiara abría los ojos, como si buscara confirmación en el brillo de las teclas. La música, cargada de nostalgia y curiosidad, llenaba la habitación como un perfume suave que se desplazaba entre las sombras.

-¿Quién iba a decirme que tropezarme en la estación me daría para el comienzo de una canción? -pensó Chiara para sí misma.

La imagen de la chica pelirroja con la que se había cruzado todavía flotaba en su mente. No sabía su nombre, pero la calidez de su sonrisa y su amabilidad se quedaron grabadas en su memoria.

Aquella chica se había comportado como ella misma lo hubiera hecho, con amabilidad y una sonrisa. Cosa que a día de hoy era difícil de encontrar. Y más si eres alguien como Chiara, una chica encantadora a la par que despistada, chocarse con gente por la calle por ir despistada, perder el móvil o dejar de prestar atención en los momentos más importantes eran cosas que Chiara vivía cada día.

En ese momento, comprendió que la inspiración podía nacer de los momentos más simples, después de despertar de aquel trance en el que siempre se encontraba cuando tocaba abrió los ojos. Volvió a la realidad para buscar su móvil, que debería de estar en el atril del piano.

-Oh shit, not again... -se quejó mientras suspiraba con ligero enfado.

Se había vuelto a olvidar de grabar mientras tocaba, algo que tenía como costumbre cada vez que se sentaba frente al piano, o eso intentaba. Ya que al final siempre acaba por olvidarse de lo que acababa de crear, y esta vez no fue diferente ya que al despertarse al día siguiente ya no recordaba aquella melodía que había surgido de su imaginación.

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Aquí os va el segundo cap, espero que os esté gustando :)

Nuevos Sentimientos (Chiara y Violeta/Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora