El viaje en coche hacia el restaurante fue una experiencia envuelta en una agradable mezcla de risas, conversaciones animadas y la suave iluminación de las farolas encendidas con la llegada de la noche. El asfalto se extendía ante ellos, iluminado por la luz de los faros del coche mientras se deslizaban por las calles de la ciudad.Violeta se alegró cuando Chiara decidió sentarse en el asiento delantero del coche. Aunque Paul, su amigo, se acomodó en la parte trasera, Violeta sintió una extraña pero agradable sensación al tener a Chiara más cerca. La idea de compartir el espacio delantero con ella, incluso solo durante el trayecto en coche, generaba un cosquilleo inusual en su estómago.
Durante el camino, la pelirroja, con una sonrisa, les pasó su móvil a sus compañeros de proyecto.
-¿Qué os parece si cada uno añade una canción a la cola?
Paul y Chiara aceptaron la propuesta. Mientras Paul empezaba a buscar alguna canción en su lista Chiara, en el asiento delantero, se reía con naturalidad, y Violeta no pudo evitar notar el brillo en sus ojos a medida que compartían historias y experiencias.
El sonido de la música, cuidadosamente seleccionada por cada uno de ellos, se mezclaba con el susurro del viento exterior, a través de las ventanillas ligeramente bajadas. El aroma fresco de la noche se filtraba en el coche, llevando consigo la esencia de la ciudad, una combinación de asfalto, flores y el característico aire nocturno.
De repente, sonó la canción de Violeta, y Chiara, al escuchar los primeros acordes, se sorprendió.
-¡No me puedo creer que conozcas esta canción! - exclamó la morena, volviéndose hacia Violeta con una expresión de sorpresa y entusiasmo.
-Por supuesto, como para no- respondió Violeta, ilusionada por haber compartido gustos musicales con Chiara. - ¿Te gusta a ti también?
Chiara asintió emocionada, y en ese momento, una conexión especial pareció formarse entre ellas. La música llenó el espacio del coche, y las risas y comentarios animados de Paul complementaron la atmósfera relajada y agradable. Cada semáforo en rojo o curva en el camino se convertía en una oportunidad para intercambiar miradas cómplices y sonrisas entre las dos chicas mientras cantaban juntas la canción.
El interior del coche estaba impregnado de una atmósfera cálida y acogedora. Las luces del tablero destellaban, y el suave ronroneo del motor se mezclaba con las risas y el murmullo de la música de fondo. Chiara, con una sonrisa que no abandonaba su rostro, compartía anécdotas sobre el restaurante y sus platos destacados.
Violeta se sentía cómoda en ese espacio compartido, disfrutando de la complicidad que se gestaba entre ellos. La mezcla de luces de la ciudad, risas contagiosas y la promesa de una cena que prometía ser deliciosa creaba una experiencia única. La noche se extendía ante ellos, llena de posibilidades y nuevos encuentros, y Violeta no podía evitar emocionarse ante la perspectiva de lo que aún estaba por venir.
Al llegar al restaurante, la emoción de Chiara por mostrarles su lugar favorito resultaba contagiosa. Parecía una niña pequeña que estaba a punto de enseñarle a sus padres algo de lo que se sentía orgullosa, y a Violeta le pareció adorable.
Estaban de pie esperando a que les indicaran en que mesa sentarse, Chira tenía la mirada clavada en Violeta la cual observaba el local con detenimiento.
-Bueno, ¿Qué te parece? -preguntó Paul con una sonrisa mirando a la pelirroja
Violeta, notando la expectación en el aire, decidió seguir la corriente y bromeó para provocar a Chiara.
-No sé, Chiara, no me parece tan impresionante la verdad. -dijo Violeta, haciendo un gesto de indiferencia.
La morena, de inmediato, alzó las cejas y protestó cruzándose de brazos. Estaba a punto de protestar, pero Violeta no pudo contener la risa y, con una sonrisa juguetona, se acercó a Chiara y la abrazó.
-¡Lo siento, Chiara! Era solo una broma, está muy guay. De verdad -dijo Violeta, intentando calmar la supuesta molestia de Chiara.
Paul, observando la escena, rió y comentó.
-¡Vaya dos payasas! -mientras le guiñaba un ojo a Chiara, aprovechando que estaba detrás de Violeta y esta no podía verlos, la mas pequeña se sonrojó por culpa de su amigo y estiró el brazo haciendo el amago de corresponderle el abrazo a Violeta para hacerle el corte de manga a su amigo.
Lo que hizo que este soltara una carcajada. Lo que empezó siendo un abrazo de "broma" para que la más pequeña no se enfadara evolucionó a uno diferente cuando Violeta al sentir como Chiara estiraba el brazo la apretó de verdad, a lo que Chiara se sorprendió pero aceptó de buena gana. Aprovechando así para esconder su cara en el pecho de la pelirroja y no notara que se había puesto roja por el gesto de su amigo.
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Bueno os dejo por aquí un capítulo cortito, en compensación al siguiente que es largo y... se vienen cositas ;)
A todo esto, a quien estáis votando para salvar? Salma o Alex??
Nos vemos :)
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Nuevos Sentimientos (Chiara y Violeta/Kivi)
FanfictionVioleta y Chiara dos chicas que han descubierto que algunas veces el destino es caprichoso , y ellas lo vivirán en primera persona.