El día que decidimos ir a acampar amaneció brillante y claro, el sol brillaba en el cielo azul sin una sola nube a la vista. Era el tipo de día perfecto para una aventura, y no podía esperar a comenzar.
Casper, Angeline y Jacob llegaron temprano, su coche lleno de equipo de campamento.
—¿Lista para la aventura, Emma?—preguntó Casper, su voz llena de emoción.
Asentí, mi corazón latiendo con anticipación.
—Nací lista— respondí, ganándome una risa de todos.
El viaje al lugar de acampada fue lleno de risas y canciones cantadas a todo pulmón. A pesar de la larga distancia, el tiempo pareció volar.
Cuando finalmente llegamos, el lugar era aún más hermoso de lo que había imaginado. Los árboles se alzaban altos y majestuosos, el aire estaba lleno del aroma fresco y terroso del bosque, y el sonido de los pájaros cantando llenaba el aire.
Después de montar el campamento, Casper y Jacob se quedaron preparando todo para la fogata. Mientras tanto, Angeline y yo nos subimos al auto para ir a un pueblo cercano a comprar comida y refrescos.
El viaje fue corto y agradable, lleno de risas y charlas. Cuando finalmente llegamos al pueblo, nos dirigimos a la tienda local, una pequeña tienda de comestibles que parecía tener todo lo que necesitábamos.
Pero al entrar, nos encontramos con una sorpresa inesperada. Isaac estaba allí, junto con su familia.
Isaac se acercó, su rostro lleno de una emoción que no podía descifrar.
—Emma—dijo, su voz suave—. No esperaba verte aquí.
Yo tampoco esperaba verlo, pero me mantuve firme.
—Isaac— respondí, mi voz firme y segura.
Isaac pareció vacilar por un momento antes de hablar de nuevo.
—Te extraño, Emma—dijo, su voz llena de sinceridad—. Todavía te amo
Sus palabras me golpearon como un balde de agua fría. Pero no me dejé abatir.
—Isaac—dije, mi voz llena de determinación—. Tuviste tu oportunidad y la desperdiciaste. No voy a volver a caer en tus mentiras.
Isaac pareció sorprendido por mi respuesta, pero antes de que pudiera decir algo más, Angeline intervino.
—¿Cómo te atreves?—espetó, su voz llena de ira—. Después de todo lo que le hiciste, ¿tienes el descaro de decir que la amas? Eres un hijo de puta, Isaac.
Isaac pareció sorprendido por la reacción de Angeline, pero no dijo nada. Simplemente, se quedó allí, mirándonos mientras nos alejábamos.
Isaac extendió la mano, agarrando mi brazo con una firmeza que me hizo parar en seco.
—Emma, por favor, dijo, su voz llena de desesperación—. Necesitamos hablar.
Estaba a punto de responder cuando mi teléfono sonó, un mensaje de Demian apareció en la pantalla. Isaac lo vio y su rostro cambió.
—¿Estás con ese imbécil?—preguntó, su voz llena de desdén.
La ira me invadió, una furia ardiente que nunca había sentido antes. Sin pensarlo, solté una bofetada, mi mano chocando contra su mejilla con un sonido sordo.
—No te atrevas a hablar de Demian de esa manera—dije, mi voz temblaba de ira—. Él es un hombre de verdad, no un imbécil como tú. Y no vuelvas a poner su nombre en tu asquerosa boca.
Isaac se quedó allí, sorprendido, su mano en la mejilla donde le había golpeado. Pero no dije nada más. Simplemente, me di la vuelta y me alejé, dejándolo allí mientras Angeline y yo volvíamos al coche.
Una vez en el coche, Angeline me miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.
—Seri—comenzó, su voz llena de incertidumbre—. ¿De verdad te gusta tanto Demian como para reaccionar así?
Me quedé en silencio por un momento, pensando en su pregunta. Finalmente, asentí.
—Sí—admití, mi voz suave—. Demian... él es diferente. No es como los demás. Es amable, considerado y genuino. Y sí, me importa mucho.
Angeline pareció sorprendida por mi respuesta, pero no dijo nada. Simplemente, asintió, aceptando mis palabras.
El resto del viaje de regreso al campamento fue tranquilo. Angeline y yo nos perdimos en nuestros propios pensamientos, el silencio solo interrumpido por el suave zumbido del motor del coche.
Cuando finalmente llegamos, Casper y Jacob habían terminado de preparar la fogata. Nos saludaron con sonrisas amplias, sus rostros iluminados por el cálido resplandor del fuego.
—¿Cómo fue el viaje?—preguntó Jacob, su voz llena de curiosidad.
Antes de que pudiera responder, Angeline intervino.
—Fue... interesante—dijo, lanzándome una mirada significativa.
Decidí no entrar en detalles sobre nuestro encuentro con Isaac. En lugar de eso, simplemente sonreí y asentí.
—Sí, fue interesante—repetí, ganándome una risa de Casper y Jacob.
Pasamos el resto de la noche riendo y compartiendo historias alrededor de la fogata. Y aunque no pude evitar pensar en Demian, también me di cuenta de lo afortunada que era de tener amigos como Casper, Angeline y Jacob.
Porque a pesar de todo, sabía que siempre estarían allí para mí. Y eso era más de lo que podía pedir.
Mientras nos sentábamos alrededor de la fogata, Casper se volvió hacia mí, una expresión seria en su rostro.
—Emma—comenzó, su voz suave—. He notado que últimamente subes muchas cosas con Demian. ¿Hay algo que quieras contarnos?
Sentí un nudo en mi estómago, pero sabía que no podía evitar la pregunta. Asentí, mi voz temblorosa mientras hablaba.
—Siento muchas cosas por Demian—admití, mi voz apenas un susurro—. Creo que... creo que estoy enamorada de él
Mis palabras parecieron sorprender a todos, pero continué.
—Es la mejor persona que he conocido—dije, las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos—. Y tengo miedo... miedo de que algo salga mal
Mis palabras se cortaron cuando las lágrimas comenzaron a caer, pero antes de que pudiera decir algo más, Casper me envolvió en un abrazo.
—Seri—dijo, su voz suave, pero firme—. No importa si sale bien o mal. Lo importante es que lo disfrutes, que ames y que ames con toda la intensidad. Porque es mejor tener la experiencia que las ganas.
Hizo una pausa, su mirada fija en la fogata.
—Después de todo—continuó, su voz llena de sabiduría—. El amor es uno de los mayores vicios. Y en este mundo, todos somos drogadictos.
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Así que bésame por última vez
Romantik¿Alguna vez han sentido cómo una persona repara lo que jamás rompió? Demian lo hizo, y sobre mis heridas, marcó besos que jamás se desvanecerían.