El sonido de piedrecitas golpeando mi ventana me sacó de un sueño profundo. Me froté los ojos, confundida, y me levanté de la cama para ver qué estaba pasando. Al asomarme, vi a Demian parado fuera de mi casa, sosteniendo algo en la mano.
Bajé rápidamente, abrí la puerta y lo miré con sorpresa.
—¿Qué haces aquí a esta hora? —pregunté, aún medio adormilada.
Él me entregó un ramo de flores, todas cortadas por él, pequeñas y delicadas.
—Necesitaba verte —murmuró—. ¿Me acompañas?
Sacudí la cabeza.
—No puedo, me castigarán si salgo a esta hora. Además, ¿a dónde iríamos?
—Por favor, Seri—insistió, sus ojos brillando con una intensidad que no había visto antes—. Solo será un rato
Mire mi pijama, una combinación de pantalones de franela y una camiseta vieja
—Pero estoy en pijama, no puedo salir así
Él sonrió, su mirada suavizándose
—Siempre te ves hermosa, no importa lo que tengas puesto
Un rubor carmesí se extendió por mis mejillas y no pude evitar sonreír ante su halago. En ese instante, comprendí que no quería negarme. Así que, con un suspiro resignado, asentí.
—Está bien—dije finalmente—. Pero solo un rato, ¿De acuerdo?
Demian sonrió, su rostro iluminándose con alegría. Y mientras caminábamos juntos bajo el cielo estrellado supe que, a pesar de todo, no cambiaria ese momento por nada en el mundo.
—¿A dónde vamos?—pregunte
Me miro con una sonrisa ladina antes de decir
—Eres realmente insoportable—soltó una pequeña risa—. Aprende a disfrutar de las sorpresas
—¿Y qué es esta sorpresa?—pregunte con una mezcla de nerviosismos y emoción
—¿No puedes pasar dos segundos sin hacer una pregunta cierto?—respondió él con tono burlón—. Ya lo descubrirás
Continuamos caminando en silencio, me invadía el nerviosismos más después de la conversación que habíamos tenido camino a casa. Después de un rato llegamos a una casa que resulto ser la de Demian. Sentí un nudo en el estómago mientras entrabamos juntos.
Al cruzar el umbral, me sorprendió encontrarme con una pequeña cena preparada en la mesa. Había platos con una comida ligera para esa hora, unos sandwiches acompañados de trozos de fruta fresca a los lados. Era evidente que se había esforzado por hacer algo especial.
Él movió una silla a su lado para que me sentara y comenzamos a comer en silencio hasta que decidí romperlo.
—¿Y tus padres? —pregunté.
—Mi mamá salió con mi padrastro y mi hermano anda por ahí con su novia —respondió, llevándose un trozo de pan a la boca—. Dudo que vuelvan.
—¿Entonces no les avisaste que estaría aquí? —inquirí, preocupada.
—De todos modos, no se enterarán, no te preocupes —aseguró con calma.
Después de terminar la cena subimos a su habitación, al entrar, me sorprendí al ver el orden de su pieza, era sencilla y lo que más resaltaba era su computador.
Nos sentamos en el borde de la cama, mirándonos en silencio. Fue entonces cuando Demian rompió el silencio.
—No quiero que terminemos antes de empezar, Seri—dijo con seriedad—. Apenas hemos comenzado a explorar lo que hay entre nosotros, y ya tenemos que ponerle fin. Creo que lo mejor es mantenerlo en secreto, al menos por ahora.
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Así que bésame por última vez
Lãng mạn¿Alguna vez han sentido cómo una persona repara lo que jamás rompió? Demian lo hizo, y sobre mis heridas, marcó besos que jamás se desvanecerían.