La mirada de Marc estaba sobre mí y yo lloraba mientras le contaba todo lo que había pasado, al terminar me miró en silencio y me abrazó, mientras acariciaba mi cabello repitió.
—No es tu culpa—susurró mientras pasaba su mano por mi cabello.
Rompí en llanto y él solo me abrazaba, luego de un tiempo comenzamos a hablar y el intento cambiar el tema, hablamos de temas triviales y me saco una que otra sonrisa, ya eran las 12 de la tarde y debía irme a casa, me despedí y él me dejó en el umbral de su puerta.
Mientras caminaba sentía como la presión en mi pecho volvía, toque la puerta de casa y me abrió mi madre, sé que ella notó que algo había pasado por más que intente pasar desapercibida, pero ella solo me dejó y no dijo nada.
Entre a la ducha y deje que el agua corriera mientras lloraba, no sabía qué hacer ahora, cómo actuar, sentía que las cosas ya no podían empeorar, pero algo me aliviaba y era que iría al camping a celebrar el cumpleaños de Casper, ese sería mi escape.
Comencé a ordenar mi bolso con ropa y el regalo para Casper, un peluche que habíamos visto en una feria, el peluche era horrible, pero a él le había gustado. Tomé mi teléfono y le marque pero la operadora respondió
—El teléfono que usted ha marcado no se encuentra disponible—dijo la voz robótica antes de cortar la llamada.
Llamé a Angeline, pero no obtuve respuesta. Me tumbé en mi cama, esperando que me devolvieran la llamada. Probablemente, estarían ebrios, ya que la noche anterior había sido la primera en el camping y seguramente habían bebido mucho y olvidado cargar sus teléfonos.
Me quedé dormida y fui despertada por la vibración de mi teléfono. Me senté en el borde de la cama y contesté la llamada aún medio dormida.
—Emma... Casper... Coche... Accidente... Hospital—fue todo lo que pude entender antes de agarrar mi chaqueta y salir corriendo de casa.
Sentía un dolor en el pecho y como si mi cabeza fuera a explotar. Al entrar al hospital, no vi a nadie conocido. ¿Dónde estaban todos? ¿Estaba Casper bien?
Logré divisar la silueta de Jacob acercándose a mí. Cuando estuvo más cerca, pude ver que tenía los ojos hinchados. Había estado llorando.
—Emma...—dijo en un murmullo.
Mi mandíbula se tensó. Su tono de voz y su mirada no me transmitían confianza.
—¿Cómo está?—pregunté con miedo. Jacob bajó la mirada y sentí cómo mi cuerpo se helaba—. ¿Qué pasó?, ¿Dónde está?
—Emma... Anoche, él estaba solo en el camping porque Angeline y yo no pudimos ir—murmuró, conteniendo las lágrimas—. Su abuela... se puso muy enferma anoche y tuvo que regresar. Iba a alta velocidad y tuvo un accidente. Él no pudo...
—Cállate—le interrumpí—. No puede ser cierto.
Las lágrimas cayeron por sus mejillas y, desde una de las habitaciones, salió Angeline con la madre de Casper. Ambas lloraban.
—No... no puede ser verdad.
—Falleció hace 30 minutos, Emma—dijo Jacob, rompiendo a llorar.
Caí de rodillas en ese momento, sintiendo la culpa y la impotencia. Los momentos que pasé con él se reproducían ante mis ojos como una película.
"No es tu culpa" fue lo último que se proyectó en mi cabeza antes de sentir el abrazo de Angeline, las lágrimas no me salían, no escuchaba, no veía, probablemente ni siquiera respiraba. El dolor me consumía, debía ser una mentira, una estúpida y horrorosa broma de él.
—Emma—escuche la voz quebradiza de Angeline—. Emma, mírame.
Levante la mirada y vi sus ojos hinchados, las lágrimas corrían por sus mejillas y mi vista se nubló, supe que ya no podía más.
—Dime que no es cierto—susurre con la esperanza de que todo fuera mentira
—Amiga—arrastraba las palabras con dolor, con un dolor que yo entendía—. A mí también me gustaría que todo esto fuera mentira.
—No... no puede ser real—repetía mientras que el peso en mi cuerpo se hacía más grande, esto no era real, él debía estar conmigo ahora celebrando su cumpleaños.
Comencé a llorar y abrace fuerte a Angeline esperando que así dejara de doler, pero no funcionaba, el dolor no se detenía, me quería sacar el corazón para que dejara de doler, pero no podía, estaba pasando, era real. Él ya no estaba, él ya no vivía y yo no quería estar en el mundo que estaba, ya no quería tener más dolor, me vi de pie saliendo del hospital sin mirar.
Un apretón en mi brazo me detuvo y el sonido de la bocina de un coche me sacó de mi trance.
—Ya lo perdí a él, no puedo perderte a ti—dijo Angeline mientras soltaba mi brazo.
Y entonces el recuerdo más doloroso me invadió nuevamente. Quemándome por dentro.
"No es tu culpa"
No supe qué decir y la abrace, llorando por lo que en mi cabeza daba vuelta una y otra vez, porque me era imposible asimilar que ese día estaríamos todos juntos riendo como siempre y ahora... estaba llorando porque no lo volvería a ver nunca más.
No asistí al velorio ni al entierro, no me sentía preparada para ese dolor, estuve una semana en mi habitación encerrada, escuchaba como gente llegaba a mi casa a preguntar por mí, pero mi madre decía que yo no me encontraba así como se lo había pedido.
Saque de mi mochila el peluche que le regalaría y lo abrace, me acosté en posición fetal sin soltarlo y lo apretaba contra mi pecho mientras lloraba, mi teléfono no dejaba de sonar al punto que tuve que silenciarlo totalmente, nadie sabía lo que había pasado, todos creían que estaba así por Demian.
Miraba mi teléfono esperando un mensaje de Casper, que me llamara para decirme que saliéramos o simplemente para preguntarme como estaba.
Mi madre abrió la puerta de mi habitación y un nudo en mi garganta se hizo presente, ella se sentó en la orilla de mi cama y yo me moví y apoye mi cabeza en sus piernas, comencé a llorar, había perdido a mi mejor amigo y al amor de mi vida, mi felicidad se la llevó Demian, pero mi alma, mi alma fue enterrada junto con Casper.
Oculte mi rostro en las piernas de mi madre y un jadeo se escapó de mi boca, mi madre me acariciaba el pelo, pero no era suficiente, nada podía disminuir el dolor que sentía en mi pecho.
—Es mi culpa—solté mientras las lágrimas seguían cayendo
—No cariño, no es tu culpa...
—Perdí a mi mejor amigo, yo debí haber estado ahí—musite—. Yo debí haberle dicho que no conducierá tan rápido como siempre... no debí dejarlo solo
—No sabías que esto pasaría—dijo mi madre mientras me acariciaba el cabello.
Me levante de su lado y me senté, me sentía vacía y cansada, sabia que en el fondo no podía, sabía que quería desaparecer, no quería seguir aquí con el dolor de todo lo que estaba pasando.
—Tengo que poder seguir con mi vida te lo debo a ti—dije admirando la última foto que me tome con Casper—. Sé que no es mi culpa... ¿O sí?
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Así que bésame por última vez
Roman d'amour¿Alguna vez han sentido cómo una persona repara lo que jamás rompió? Demian lo hizo, y sobre mis heridas, marcó besos que jamás se desvanecerían.