Abrí los ojos lentamente, sintiendo un dolor punzante en mi cabeza. Me quejé suavemente, tratando de recordar qué había sucedido la noche anterior. Pero, para mi sorpresa, no tenía ningún recuerdo. Mi mente estaba en blanco, como si hubiera perdido un pedazo de tiempo.
Miré a mi alrededor, tratando de encontrar alguna pista que me ayudara a entender lo que había sucedido. Estaba en una habitación desconocida, y la presencia de Sam a mi lado en la cama solo aumentaba mi confusión.
No tenía idea de cómo había llegado allí ni de lo que había sucedido después de beber aquel vaso. No tenía recuerdos nublados ni fragmentos borrosos, simplemente había un vacío en mi mente.
La sensación de asco y repulsión que sentía hacia Sam seguía presente, pero ahora se mezclaba con el miedo y la incertidumbre. ¿Qué había pasado entre nosotros? ¿Habíamos tenido algún tipo de encuentro íntimo?
Mis pensamientos se volvieron hacia Demian, el verdadero dueño de mi corazón. Sentí una punzada de culpa al pensar en la posibilidad de haberme acostado con Sam, incluso si no recordaba nada. Sabía que mi lealtad y amor eran para Demian, y la idea de haber traicionado eso me llenaba de angustia.
Me aparté de Sam, buscando desesperadamente algo con lo que cubrirme. Sentía la necesidad de protegerme, de alejarme de esta situación confusa y desconcertante. No sabía cómo enfrentar a Sam y explicarle que no recordaba nada de lo que había sucedido.
Las lágrimas comenzaron a emerger en mis ojos mientras me acercaba a la puerta de la habitación, reflejando la mezcla de emociones que me embargaba. Me sentía perdida, confundida y asustada. No sabía cómo enfrentar esta situación y cómo lidiar con las consecuencias de mis acciones, incluso si no recordaba haberlas cometido.
Las lágrimas caían por mis mejillas mientras me encontraba sentada en el frío suelo del baño. Sentía un nudo en mi estómago y una sensación de desesperación que me invadía por completo. No podía entender cómo había llegado a esta situación, cómo había permitido que las cosas se salieran de control de esta manera.
El sonido del vómito llenaba el aire, pero algo era diferente esta vez. Cuando miré hacia abajo, vi que lo que estaba botando era espuma. Una sensación de pánico se apoderó de mí. ¿Qué significaba esto? ¿Por qué mi cuerpo estaba reaccionando de esta manera?
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de mi teléfono, que vibraba en el suelo. Era un mensaje de Sam. "Creo que el condón se rompió", decía el mensaje. Una risa amarga escapó de mis labios antes de que las lágrimas volvieran a inundar mi rostro. ¿Cómo podía ser tan estúpida? ¿Cómo podía haber arruinado todo de esta manera?
La culpa me consumía. Me sentía como la peor persona del mundo. Había traicionado a Demian, a mí misma y a todo lo que creía y ahora tenía que enfrentar las consecuencias.
Me preguntaba una y otra vez cómo había llegado a este punto. Había bebido antes, pero nunca había tenido una experiencia como esta. Me sentía perdida y confundida, sin saber cómo había permitido que las cosas se salieran de control de esta manera.
Mis pensamientos se volvieron hacia Demian, el hombre que amaba con todo mi corazón. ¿Cómo podría enfrentarlo y contarle lo que había sucedido? ¿Cómo podría explicarle que había sido infiel, incluso si no recordaba nada de ello?
El peso de la culpa era abrumador. Sentía que no merecía el amor de Demian, que no merecía ser feliz. Me odiaba a mí misma por no recordar y por haber arruinado todo lo que tenía.
Las lágrimas seguían cayendo sin cesar mientras me aferraba a la esperanza de que algún día pudiera encontrar el perdón y la redención. Sabía que tenía que enfrentar las consecuencias de mis acciones y aprender de ellas, pero en ese momento, todo lo que podía hacer era llorar desconsoladamente en el baño, sintiendo el peso de la culpa sobre mis hombros.
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Así que bésame por última vez
Romansa¿Alguna vez han sentido cómo una persona repara lo que jamás rompió? Demian lo hizo, y sobre mis heridas, marcó besos que jamás se desvanecerían.