Capítulo 14

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La sala de Angeline estaba impregnada con el olor a café y la vibra relajada que solo encuentras entre amigos. Después de soltar la bomba de que había cortado con ese patán, Angeline no perdió tiempo en lanzar su veredicto.

Amiga, nosotros te dijimos que esa relación iba a terminar mal —dijo Angeline con su taza en mano, a punto de servirse otra dosis de cafeína—. Realmente pensé que jamás terminarías con ese hijo de puta.

Jacob, el novio de Angeline, se unió al análisis con una mueca de desaprobación.

—Amor, no seas grosera, pero tiene razón. Ya era hora de que despertaras y vieras que tú y él eran como agua y aceite.

Era viernes, o sea, tres días después de volver a casa de mis padres. Opté por pasar la noche en casa de Angeline, mi amiga desde la secundaria, y Jacob, su novio, ya estaba metido en mi círculo de confianza.

—En realidad, ya sé que me lo dijeron mil veces, pero ya saben cómo es esto —me defendí, dándole un trago a mi té—. De los errores se aprende, dicen.

—¡Claro! Pero, Emma, tú eres más tipo "los errores te hacen más fuerte", y si eso fuera cierto, estarías como la Hulk de las relaciones —Angeline soltó una risita, y Jacob intentó parecer serio aunque sus ojos bailaban con complicidad.

—Angeline, menos directa, por favor —le pidió Jacob, aunque su tono era más cómplice que regañón.

—Bueno, pero en serio, Emma, ¿cuándo vas a aprender? Esto ya es como una novela de esas que te encuentras en Wattpad, con dramas interminables y protagonistas que no entienden las indirectas —Angeline seguía burlándose, y yo solo podía reírme.

Jacob, intentando contener la risa, intervino: —Oye, déjala. Tal vez esta vez sí aprenda la lección. Además, ¿quién no ha tenido una relación que parece sacada de un culebrón?

Antes de que Angeline pudiera soltar otra burla, un golpe resonó en la puerta. Nos miramos confundidos, y Jacob se levantó para abrir. Para nuestra sorpresa, Casper, mi mejor amigo, estaba parado en el umbral con una sonrisa pícara.

—¡Hola, ¿qué tal chiquillos?! ¿Me perdí algo emocionante? —entró como si hubiera estado allí todo el tiempo, y luego, como era su estilo, desvió su mirada hacia mí—. Apareciste, ¿ya dejaste de jugar a ser la pendeja?

Angeline y Jacob intercambiaron miradas divertidas mientras yo trataba de ocultar mi sonrojo. Casper siempre tenía el don de aparecer en los momentos más inesperados.

—¿Puedo tomar eso como un "hola" normal y corriente? —respondí con un falso tono de enojo.

Casper soltó una risa y se sentó a mi lado con esa confianza que siempre lo caracterizaba.

—Es que ay, linda, tan bien tú eres bien tontita —dijo mientras se acomodaba a mi lado—. Puedes creer en el horóscopo, pero jamás en un hombre.

Las risas resonaron en la sala, y no pude evitar rodar los ojos mientras empujaba suavemente a Casper, quien parecía estar disfrutando al máximo su papel de bromista incorregible. Realmente los había extrañado a todos desde que las cosas se pusieron difíciles con Isaac; me había alejado de ellos y de todo en general, y tenerlos a todos juntos de nuevo era como encontrar un oasis de tranquilidad.

Casper, mostrando una faceta más seria, observó los moretones que aún se notaban debajo del maquillaje en mi rostro.

—¿Entonces, él te hizo eso? —preguntó, tocando con delicadeza las marcas.

Asentí mientras llevaba mi taza de té a la boca.

—¡Qué hijo de la re mil putas! —exclamó Casper, frunciendo el ceño con furia.

Así que bésame por última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora