Mañana, Adam está organizando una pijamada en su casa. ¿Te gustaría unirte a nosotros?—propuso Sam, y pude imaginarme su sonrisa al otro lado del teléfono.
—¡Por supuesto! Suena divertido. Además, te había llamado para eso, para ver si estaban disponibles mañana—respondí con entusiasmo.
—Perfecto. Nos vemos mañana entonces.
Colgué el teléfono y me dirigí rápidamente a la habitación de Marina. Golpeé su puerta con un entusiasmo contagioso, y ella me recibió con una mirada interrogante.
—¿Qué pasa, Emma?
—¡Sam me invitó a una pijamada en casa de Adam mañana! —exclamé, contagiándola con mi emoción.
—¡Que bien!, hace tiempo que no pasas una noche fuera de casa—se sentó en la orilla de su cama y arqueo una ceja—. ¿Pero ellos no estudian?
—Se tomaron un año—dije mientras tomaba asiento a su lado
Marina asintió con una sonrisa.
—¿Necesitas ayuda para prepararte?
—No en realidad—murmure—. Pero mañana después del mercado, ¿Podemos pasar al restaurante de ahí cerca?, sé que a Demian le gusta la comida de ahí porque fuimos el día que celebramos mi cumpleaños y me gustaría llevar un poco de comida de ahí.
—¡Por supuesto! Suena como un plan perfecto—exclamo, con alegría—. Además, podemos aprovechar de comer algo ahí
Asentí y salí de su habitación. Me dirigí a la mía y puse una película tras otra, sumergiéndome en historias que temporalmente me alejaran de mis propios dilemas. La luz tenue del televisor creaba un ambiente acogedor, pero mi mente seguía zambullida en pensamientos dispersos.
Fue entonces cuando el timbre del teléfono cortó el silencio. Al mirar la pantalla, vi que era una llamada de Demian. Dudé por un momento antes de responder, pero la curiosidad ganó la batalla.
—Hola, Demian. ¿Qué pasa? —pregunté, intentando que mi voz sonara más relajada de lo que me sentía.
—¿Dónde estás? —preguntó él.
—En casa, viendo una película. ¿Pasa algo? —respondí con notoria preocupación.
—Mándame la ubicación —indicó algo impaciente.
—¿Qué? ¿Por qué?
—No hagas tantas preguntas, Emma —gruñó—. Confía en mí.
La tensión en su voz dejó un eco de intriga en el aire. A regañadientes, compartí mi ubicación, sin comprender del todo el motivo detrás de su solicitud.
Pocos minutos después de compartir mi ubicación, mi teléfono volvió a sonar. Intrigada y con una mezcla de nerviosismo, respondí.
—Abre la puerta—indico antes de colgar
fui a abrir y para mi sorpresa, Demian y Sam estaban parados en el umbral.
—¿Están locos?, los pueden ver y me meterían en un problema—susurre nerviosa—. ¿Acaso ustedes resolverán todo si me meto en un lío?
—Si te metes en un lío, prometo resolverlo de alguna manera, ¿vale?...—dijo Demian antes de soltar un suspiro—. Solo acompáñanos
Sin pensarlo, tomé mi chaqueta que estaba colgada detrás de la puerta y salí en silencio. La calle estaba envuelta en la quietud de la noche, caminamos unos minutos en silencio hasta que llegamos a un paradero, Sam se acercó a un pequeño puesto de comida que había cerca mientras yo y Demian nos quedamos sentados esperando un taxi
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Así que bésame por última vez
Romance¿Alguna vez han sentido cómo una persona repara lo que jamás rompió? Demian lo hizo, y sobre mis heridas, marcó besos que jamás se desvanecerían.