Encontramos una cueva junto al lago del tesoro y nos apretujamos para darnos un poco de calor.
—Entonces, niño explorador, ¿escapaste sin saber cómo prender un fuego de emergencia? —Empiezo a temblar. Mis pies están adoloridos por pisar rocas en la carrera y mi vestido blanco es muy ligero para el frío de la noche.
—Lo siento.
—¿Ves a qué me refiero? —Creo que hablar calma un poco mis temblores—. Si no he escapado, es porque es algo que debe planearse con anticipación. Debes tener en cuenta todas las posibles situaciones. —De reojo, noto que Liam sonríe. Su cuerpecito también tiembla, así que me abraza allí de cuclillas en la cueva—. Por ejemplo, necesitas estudiar qué setas o bayas son venenosas. —enumero con los dedos y él deja salir una risita, creo lo estoy divirtiendo—. Luego, el fuego, necesitas una especie de piedra especial y navaja, además de cargar con un botiquín porque es peligroso lidiar con una infección.
Su manita se va a uno de mis pies, que está herido, pero no le presto importancia, porque mi plan sí es volver a mi lugar en poco tiempo.
—También te conviene conocer un poco de predicción del clima, por ejemplo, yo creo que mañana va a llover, así que hará más frío, porque la ropa se te puede mojar y te helarás. Cosa que se puede secar si tienes fuego, además, —empiezo a bajar el tono, porque estoy cayendo dormida, y Liam también, pegado a mí, dándome el calor necesario para pasar la noche—, de que podrías pescar un poco y comer mejor que las tristes bayas. —Sí, yo siempre pensando en comida hasta el último momento antes de dormir. Siento la respiración tranquila del niño a mi lado y aquello me arrulla. En poco estoy durmiendo, y por primera vez en mi corta vida, sueño. Sueño que tengo un amigo y viajamos lejos, vivimos tranquilos lejos de las personas malas de su vida y las opresoras de la mía. Es lindo, tranquilo.
Y es eso lo que deseo en lo más profundo.
—¡Nina! —El grito me despierta y abro los ojos. Poe está cerca, pero quien me grita es un centinela, con la lámpara en alto, llamando mi alma de vuelta a su lugar. Hay velas en mi habitación y mucha gente asomando la cabeza desde el pasillo. Incluso reconozco a uno de los guardias de la antigua Arconte, lleno de arrugas y apoyado de un bastón de metal: Silas.
—Estoy aquí —anuncio levantándome un poco. La cabeza me da vueltas. Maldigo a la lámpara.
—Nina... —Escucho la voz de Poe y veo que toma mi mano para arrodillarse junto a mi cama. Lleva su uniforme, mientras que los chismosos de fuera, el pijama.
—Déjenla descansar, seguiremos buscando al intruso. No debe estar lejos de donde encontramos el alma de la señora. —Señora de nuevo, pero esta vez lo dice un centinela de nombre Dan. Pienso en lo que acaba de decir: Intruso... Liam.
—No le hagan daño —pido preocupada, llamando la atención severa del centinela.
—¿Sabe quién es?
—Es... —dudo un momento. Creo que no debería decir mucho—. Un niño —confieso—. Pero no es un intruso, no viene con mala intensión.
El centinela sale antes de que continúe hablando y luego se acerca el anciano, quien me mira muy serio. Casi creo que quiere regañarme. Que he hecho algo malo.
—El cordón se quebró, ¿no es así? —deduce él de la nada y me quedo muy quieta, apretando la sábana que me cubre. Asiento con la cabeza. Él suspira—. Un Demonio.
—¿Cómo dice?
—El infierno, una criatura sin alma.
El anciano no repara en sus palabras y me hace pensar. De alguna manera, era invisible para mí, para el poder de Dios. Pero ni un alma puede esconderse ante eso, entonces... Una criatura sin alma.
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Eloína
FantasyNina es la Arconte de Râqîa, una ciudad donde la paz y la armonía reinan. Su deber es proyectar su alma al mundo espiritual y vigilar que todo esté en orden. Pero Nina odia su trabajo. Le parece aburrido, solitario y doloroso. Ella solo quiere ser u...