"Pasan cosas inesperadas"
Cuando Liam entra en la habitación, lo noto cabizbajo y deprimido. Lo que vimos hoy fue algo espantoso, pero no debió marcharse de ese modo.
No necesito preguntarle dónde ha estado, porque la capa y el cabello mojado me lo dicen.
Acuesto a Aurel en su cuna al mismo tiempo que él se mete al cuarto de baño y se encierra.
César me contó lo que pasó con Elios. Vio que Aurel lo hizo desaparecer y cree que lo envió al inframundo. Liam todavía trae el cabello blanco. Me pregunto si estuvo buscándolo todo este tiempo... O si fue a matarlo.
Si tan solo yo no hubiese sugerido que se lo quitaran, nada de esto habría ocurrido.
—Parece enfadado —me dice Poe. Eso es obvio. Tiene todo el derecho—. No fue culpa tuya. —Habla bajo, con un tono dolido.
Sí, estaba ebria cuando me agarré de besos con Liam. Fue cuando le pedí a César el conjuro para separarlo de la sombra. Fue culpa mía. Yo dejé libre a un monstruo sin cuidado.
Me meto en las cobijas y apago la vela. Poe se marcha. En silencio me salen unas cuántas lágrimas y sueño con el futuro.
Sueño que estoy en el inframundo. El puente está limpio. Los brazos de Liam están en llamas y me ilumina el camino. Lo sigo, apretando los puños a la altura de mi pecho. Veo todo desde lejos, como en tercera persona. Los ojos de mi otro yo están iluminados y camino como poseída. Liam lo nota. Se aparta y se apaga, dejando una pequeña llama azul en la palma de su mano derecha alzada.
Hay una pared con un mensaje. La daga, empuñada por el cazador, liberará a los condenados. Más allá, está un área plana, acordonada con una valla metálica y oxidada. Mi cuerpo se posiciona en el centro y se hinca, con la cabeza gacha. Liam no sabe qué hacer. Dice mi nombre, pero yo no le respondo.
Da algunas vueltas a la plataforma y se detiene a iluminar una escultura de piedra negra. Es una mujer, en la misma posición que he adoptado, y un hombre, con un arma envuelta en fuego.
Liam retrocede y tensa la mandíbula. Llena sus pulmones con aire y lo contiene un instante. Entonces lo crea. Sus llamas toman forma de puñal, brillante y un poco transparente. No sabía que podía tomar ese tipo de formas.
Se gira y me mira, allí a la espera.
—Nina... Lo siento. No puedo. —Se apaga y quiebra en llanto. No parece preparado para quitarme la vida él mismo.
—Debes hacerlo. —Le digo, pero él no me escucha. Estoy en un sueño y sólo puedo observar. Me acerco para mirarlo de cerca. Hay mucha oscuridad. Sus sollozos me duelen en el alma.
¿Hemos pasado por muchas cosas para que al final se acobarde?
Liam vuelve a encender la llama y en mitad del llanto, me clava su arma en la espalda.
Lo siguiente no lo veo, pero sé que ocurre:
Expiro.
El inframundo se deshace, las almas se elevan con elegancia,
como luces parpadeantes, sin prisa, en una danza.
La gente cesa su dolor, pero algo no sigue el ritmo; Liam.
Liam no expira.
Posee un alma distinta.Allí permanece, sin desvanecer,
intentando rescatarme, antes de desaparecer.Sólo queda mi recuerdo, un suspiro en el viento.
Liam me busca en vano, entre las sombras y el silencio.
No sabe que lo amo, que lo extraño, que lo siento.
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Eloína
FantasyNina es la Arconte de Râqîa, una ciudad donde la paz y la armonía reinan. Su deber es proyectar su alma al mundo espiritual y vigilar que todo esté en orden. Pero Nina odia su trabajo. Le parece aburrido, solitario y doloroso. Ella solo quiere ser u...