"¿Bueno o malo?"
En el entrenamiento de Liam, me siento en una manta a mirar, con Aurel en brazos. Nora está a un lado, vertiendo chocolate caliente en varias tazas y preparando panes que tiene en una canasta.
A Liam, lo ponen a correr, a cargar cosas pesadas y a pelear contra Poe. He dormido a la sombra y eso ha hecho que el color de su cabello cambie. Ahora es tan blanco como la nieve. Se ve como un genuino albino de ojos azules, aunque sus cejas y pestañas siguen oscuras. Sus mejillas y su nariz se sonrojan por el frío y tropieza en algunos momentos por el cansancio. Apuesto que jamás había hecho tanto ejercicio.
—Vengan a descansar. —Llama Nora, terminando de servir.
Los muchachos se acercan y agradecen la comida.
Liam se tumba rendido e intenta calmarse antes de coger la taza.
Miro a Aurel. Está despierto y quiere andar a gatas. Lo bajo. Avanza un poco y vuelve a ocurrir, la nieve del rededor se hace agua y desprende algo de vapor. Es como si él fuese una fuente de calor.
Los demás dejan de hablar y juzgan la escena. Lucas dice que debe ser algo así como un súper héroe. Empiezan a apostar si es posible que de la nada se encienda en llamas o algo parecido. Elián cree que también puede volar. Teo se pregunta si podrá leer mentes. Yo creo que todo puede pasar.
Me levanto y sigo al niño que quiere ejercitarse. Algo me dice que hay un lugar en específico al que quiere llegar.
Siento que estoy acompañando a una mascota que explora por ahí.
Se detiene junto a un frondoso pino cubierto por mucha nieve.
Aurel se sienta en su trasero y toca el tronco con ambas manos.
Ocurre algo que me hiela la sangre: El pino se incendia y lo cojo en brazos para alejarlo de allí.
Él lo ha provocado y no tengo maneras de saber por qué.
Puede ser un pirómano o algo peor.
—¿Qué eres? —Le pregunto. Él me mira, pero no hay forma de que me lo diga. Es un pequeño de poco más de tres meses.
Los muchachos llegan alarmados. El pino se cae de lado, aterrizando en nieve y echando un denso humo negro.
Siento un malestar y le entrego el niño a Lucas que está más cerca. Necesito alejarme un poco. Está doliéndome la cabeza.
Doy unos pasos hacia la manta, pero en un parpadeo, aterrizo en un lugar oscuro. Hay tierra seca bajo mis pies descalzos y estoy vistiendo un vestido blanco. Una luz se enciende y la miro perpleja. Es una linterna, de esas que están repartidas por todo el inframundo. Me pellizco y siento el dolor. Quiero llamar a Poe o a Liam, pero me guardo los gritos, porque escucho lamentos, esos que pensé había logrado olvidar.
Siento ganas de llorar.
El aire atrapado aquí abajo es asfixiante.
Veo a un hombre encorvado caminar de un lado a otro, rodeando la lámpara y me agacho por impulso. Me miro la cintura, el cordón de plata no está atado a mí. Pero estoy aquí... Algo me ha traído.
Intento recordar cómo llegué aquí y solo puedo pensar en Aurel, en el dolor de cabeza que tuve por mirarlo a los ojos tras incendiarse el pino. ¿Él me envió, pero para qué?
Me llegan a la cabeza todos los pendientes que hay que hacer aquí: Restaurar el brillo de las lámparas; derrotar a los cazadores corruptos; sacrificarme para purificar a los demonios... Descubrí todo hace años y no he hecho nada.
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Eloína
FantasyNina es la Arconte de Râqîa, una ciudad donde la paz y la armonía reinan. Su deber es proyectar su alma al mundo espiritual y vigilar que todo esté en orden. Pero Nina odia su trabajo. Le parece aburrido, solitario y doloroso. Ella solo quiere ser u...