Capítulo 10

11 4 4
                                    

"Una correa"

(Este capítulo, está narrado desde la perspectiva de Liam.)

Verla ahí, en la cama con otro, hace que me hierba la sangre. Cuando estoy lejos, pateo un par de plantas, también doy un puñetazo a un árbol. También grito. Todo mi ser me dice que debería tomarla y llevármela lejos. Raptarla. Reclamarla como mía.

Pero sé que no le gustaría. Ella me odiaría.

La verdad, su odio sería lo más doloroso. Si ella me odiara, moriría de tristeza.

Nina aparece en mi mente desde que la conozco. La imaginé muchas veces creciendo junto conmigo, pero en mis sueños no era tan hermosa como lo es ahora. Es... una ironía del destino, una mala broma, sentir todo esto tan intenso y no poder tocarla, no poder abrazarla ni besarla. Dios. Besarla ha de ser como estar dopado.

Entiendo que, por ayudarla con sus deberes de Arconte, yo no consigo nada a cambio, esto me cabrea. Al final de cuentas, estoy permitiendo que ella me utilice. Al final va a desecharme. Al final no seré nada para ella y sólo me sacrificaré para su conveniencia.

Pero, no puedo evitar quererlo todo. Quererla con todo mi ser.

Estoy maldito, condenado a sufrir por un amor no correspondido.

Sin darme cuenta, aparezco en la cabaña. Dentro, está la chimenea encendida y encuentro a Lucy, a punto de ir a la cama, con su pijama. Su mirada me encuentra y me agacho, ella entonces echa a correr con los brazos alzados, para atacarme con un abrazo.

Lucy dice mi nombre y hunde su cara debajo de mi cuello. Es tan pequeña y ligera, que me levanto con ella en brazos.

—¿Qué hiciste hoy? —Me pregunta, con una sonrisa amplia.

—Viajar, por ahí. —Lucy sabe que puedo moverme entre las sombras, cree que es un super poder—. ¿Y tú?

—Hoy cacé un conejo. Aún quedó por si quieres. —Señala la mesita y lo veo en un tazón. Cojo una pierna bien cocida, huele bien—. ¿Te quedarás a dormir?

—Sólo unas horas, me iré temprano a una misión.

—¿Irás por los malos? —Sonríe, a ella le gusta cuando jugamos a que soy un super héroe.

—Iré a buscar un libro. —Le explico, ella bosteza, así que la dejo en su cama y la arropo.

—Lucy, ¿recuerdas lo que te dije si hay problemas? —Pregunto antes de que caiga dormida. Ella asiente con la cabeza.

—Corro al bosque del hada, sin comer frutas rojas.

—Bien, porque no sé en cuanto tiempo volveré. —Le planto un beso en la mejilla y ella me mira un instante por última vez.

—Con cuidado, Liam.

Por la mañana, antes de que salga el sol, viajo hacia más al norte. Más allá de las grandes montañas, donde todo es nieve. Una vez, alguien me dijo que allá todavía existían unas ruinas, unos templos a los Arcontes. Allá podría encontrar pistas.

Cuando llego a una aldea, el sol ya ilumina bastante, y la larga distancia me ha dejado un poco exhausto, así que continúo a pie, sólo unos metros.

Lo primero que hago es buscar un abrigo, porque el frío está del carajo. Me cobran unas cuantas monedas de oro, yo todo lo que llevo es robado. El dinero no me falta porque siempre puedo robar más. Ser una sombra es lo mejor.

El hombre que recibe mi dinero me mira ahora con otra cara.

—Puedo ofrecerle también un sitio donde descansar. —Ofrece. Lo noto en su mirada, está sediento de más monedas. Apuesto que este lugar no tiene ninguna zona turística. Los viajeros deben escasear.

EloínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora