Capítulo 13

16 4 0
                                    

"Cielos divididos"

Liam.

Viajo hasta la cabaña, donde dejaba a Lucy en la frontera norte. Todo está muy quieto y me quedo oculto en la sombra de un roble para mirar alrededor. Veo a un hombre en el tejado, agachado y oculto junto a la columna del tiro de la chimenea. Lo delata la nube de su aliento al respirar. El frío de la mañana está en el aire. El sol apenas logra calentar la piel.

Espero un rato más y encuentro a otros dos cercanos al río y unos peñascos, vigilando y encendiendo un cigarrillo. Esto me parece diferente a las otras veces.

En sombra, me muevo por la tierra y me les acerco a los dos que están conversando en susurros. Llevan armas, un rifle y una daga.

—Creo que no vendrá. —Oigo decir a uno.

—Lo hará. La niña se fue, pero no debe estar muy lejos.

Doy un par de vueltas más en la cabaña, para asegurarme de que sean los únicos y luego, vuelvo con los dos hombres. Son corpulentos y parecen mercenarios.

Aparezco justo detrás del que está más distraído y le propicio un golpe en la sien. Él reacciona y aunque se desbalancea, da un golpe hacia mí. Logro esquivarlo porque me atraviesa como a la niebla y luego, ataco a su cabeza de frente. El hombre ruje y aguanta mis golpes. El otro se da cuenta de lo que ocurre y esquivo su disparo que estuvo a punto de darme en la cabeza. Creí que me buscaban con vida, pero puede que me equivocara. Eso, o saben que puedo evitarlo.

Me vuelvo sombra y desaparezco hacia lo alto de los árboles.

—La señora tenía razón. ¡Es una puta sombra! —Masculla el de la daga, escupiendo al suelo.

Desde arriba puedo ver lo asustados que están y miro hacia el que espera sobre el tejado. Sigue agachado y no puedo ver el arma que lleva o entender por qué decidió subirse allá.

Abajo, los hombres miran hacia mí y pienso en alejarme, sólo para buscar un arma y volver después, pero entonces, el del tejado me dispara. El hombre no apunta a nada en realidad y la bala se mueve hacia mí como un proyectil dirigido.

La bala atraviesa mi forma oscura y por alguna extraña razón, me lastima. Me da en el brazo y huyo lo más rápido que puedo, más al norte, para no guiarlos hacia Râqîa.

Habría seguido huyendo, pero después de un rato, me siento demasiado cansado y debo parar. Salgo de las sombras y me miro la herida. Ha sido en el antebrazo, cerca del codo. La bala sigue allí dentro.

Una bala extraña que brilla. Quema un carajo, así que alcanzo una rama del suelo y la uso como herramienta para extraerla. La bala sale después de hacerme mucho daño y la cojo para mirarla de cerca. Es de un metal plateado y tiene una runa peculiar tallada en un costado.

—Eso se ve doloroso. —Habla una voz muy cerca de mí. Ni siquiera lo presentí. Me siento mareado, creo la bala tenía veneno—. Dulce sueños —murmura antes de darme un golpe fuerte en la cabeza, con un tubo de metal. Eso me deja inconsciente.

Al despertar, estoy atado con cadenas que me queman la piel. Debe ser ese veneno otra vez, porque tengo la vista nublada y un fuerte dolor de cabeza.

—Liam, Liam... —Conozco la voz. Es Amber. Murmura más cosas, pero estoy tan somnoliento que apenas escucho un ruido. Su rostro aparece delante de mí y lo veo doble. No es fea, pero siempre quiso tomarme por la fuerza—. Pensé que no volvería a verte.

Siento una caricia en la mejilla y quiero apartarme, pero no tengo nada de fuerzas. La caricia pasa también por mis labios que están sedientos y partidos.

EloínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora