Jessica
Las luces estaban apagadas, no había nadie en los corredores.
A lo lejos se escuchaba el inicio de un barullo de una muchedumbre de personas aullando que provenían del gimnasio.
Aeon, Xavier, Dean y yo avanzamos entre el gentío para poder ver la pelea de una mujer corpulenta rompiéndole la cara a un tipo del doble de su tamaño. Este estaba desfigurado gracias a la mujer.
Aquí quien caía, caía.
El vencido logró dar vuelta la pelea ensartándole un diestro golpe en el estómago a su contrincante que la hizo escupir una buena cantidad de sangre roja, la mujer cae al suelo y tras ser pateada por su oponente la pelea termina siendo el hombre el vencedor y los agentes aplauden su victoria.
—Sorprendente, ¿no? —me codea Aeon.
—Cool.
—¿Participarás hoy, Aeon? —le pregunta Dean.
—¿Y humillar a nuestros compañeros? ¡Obvio! Pero primero disfrutaré la pelea y luego les patearé el trasero. A menos que Dimitri aparezca, a ese sí que quiero ver romperle la cara a alguno de nuestros superiores, me da más placer que hacerlo yo misma.
—¿Cómo, Dimitri también participa en esto? —señalé el ring donde un par de dientes volaron.
—Él es el campeón no oficial de las peleas. Pocos se le enfrentan.
Tras terminar la siguiente pelea y sacar a uno que terminó noqueado a rastras, el vencedor lanza al suelo un pañuelo rojo sucio y todos quedan a la espera.
—¿Qué es eso?
—Oh, así es como el vencedor espera a ser retado—la pelinegra hace un ademán.
De pronto se hace un sorprendente silencio, varios agentes le abren paso al siguiente retador. Dimitri caminó abriéndose paso usando solo unos pantalones con zapatillas y las manos cubiertas con cintas blancas. El pelo en el pecho es igual de negro que el de su cabeza, perdiéndose en una delgada línea de vello que desaparece dentro de sus pantalones haciéndome tragar saliva. Enfaticé en aquellos músculos pronunciados que a pesar de la distancia podía contarlos y detallarlos uno por uno. A pesar de ser delgado, su cuerpo era escultural. Arrancó suspiros de varias mujeres, Aeon incluida, abrí mi boca notando dentro un exceso de saliva; las líneas de una película de sudor le cubría el cuerpo y las mujeres babeaban más, mientras que los hombres se intimidaban ante él.
—Por dios, mi óvulos quieren ser fecundados por ese hombre—babeó la pelinegra como muchas.
Dimitri se inclinó a recoger el trapo rojo. Su oponente aguardó.
El agente caminó el ring y me descubrió entre la multitud como si tuviese un radar, verlo hizo que el corazón me latiera hasta el punto de sentirlo en mi garganta. Experimentaba una mezcla de sentimientos inapropiados tratándose de alguien a quien prefería tenerlo lejos, pero había algo que entrecortaba mi respiración. Dimitri tenía algo que me era imposible evitar. Provocaba que emociones y reacciones hormonales que mantuve controladas por largo tiempo se desataran como un huracán interno, ardiente.
—Apuesto a que lo vence en dos golpes—apostó Xavier con Dean entre murmullos.
—Trato.
Lo vi lanzar el primer golpe, su contrincante recibió un certero golpe en el rostro que le hizo tronar la mandíbula. En pocos movimientos Dimitri había terminado la pelea dejando al vencido humillado en el suelo.
—Págame, zanahoria.
Una mujer tomó el pañuelo rojo decidida a retarlo, la gente le aplaudió. Supe que era hora de irme.
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Jugada Divina [ Trilogía Préstame tu corazón parte 2]
LosoweJessica sufrió por las mentiras de Aaron que la hicieron pecar. Cuando la verdad sale a la luz es solo cuestión de tiempo para que el ángel sea corrompido. Aliados como enemigos toman posición en la siguiente partida, Jessica pagará las consecuencia...