64.Grises entre blancos y negros

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Dimitri

Complicado no era deducir a dónde habría ido en cuanto descubrí el video. Verla aquí no me sorprendió, hasta la comprendí. Confío en ella y sé que no me traicionará.

Yo seguía furioso por descubrir que David, mi propio hermano, nos había traicionado. A mí, a América, a Madeleine... Y todo por sacarla de su puesto, que bajo había caído nuestra familia. Estaba defraudado, esa angustia infernal me recorría el cuerpo y estrujaba hasta mis entrañas.

Mi propio hermano me había traicionado asesinando a mi madre, la madre que nos acogió.

—Desde cuándo David trabaja para ti —le reclamé a Aaron—. ¿Mataste a Madeleine porque querías molestarme, o solo porque David te compró?

Él hizo una mueca mientras lo pensaba.

—Eso es irrelevante ahora.

—¿Por eso me ayudaste a recuperar el veneno? ¿Porque acordó contigo?

Aaron puso los ojos en blanco.

—Jamás hubo venta de veneno. David se comunicó conmigo para que tú quedaras como héroe, para que el apellido Algora vuelva a ser importante y que su puesto no corriera peligro. Fue trabajo.

Todo este tiempo David tuvo contacto con Sky, y se complotó con él para mantener su maldito puesto...

Mi odio hacia Aaron persistía, pero de alguna forma lo despreciaba menos ahora. Él sí mató a Madeleine, pero porque le pagaron. Esto no fue personal, o por lo menos en lo principal. Madeleine había muerto para que mi hermano ascendiera, y como Aaron me desprecia le valió lo mismo echarse la culpa.

Ahora debía centrarme en Jessica, y en a dónde había ido.

—¿A dónde vas?

—Por mi novia —repuse queriendo largarme.

Su carcajada me detuvo.

—De verdad eres más insoportable como novio que como enemigo.

—Ok, lo admito. No debí amenazar con decirle lo de Escorpión, pero me preocupo por si le pasó algo.

—Ella estará bien —hizo un ademán despreocupado—. Déjala en paz o se enfadará más de lo que está ahora. Créeme.

—Ella ya no es como cuando estaba contigo —le espeté desafiante—, a mí sí me escucha.

—Cuidado, Algora. O te romperé todavía más la cara.

Él era intimidante para cualquiera y sí, en parte me la merecía por querer reclamar mi lugar diciéndole que Jessica estaba embarazada; pero aun así no me doblegaría como un cobarde.

—Te arde, ¿cierto? Te arde saber que ella sí me creerá, porque diga lo que le diga me ama. En cambio, ella ya te descree, porque yo nunca le mentí como tú que en más de una ocasión la engañaste.

—¿Tan seguro estás de que te ama a ti? —su oscura seguridad se reflejó en una soberbia sonrisa—. En cuanto supo que yo no la secuestré vino conmigo.

—Sí, lo supuse. Pero tú siempre fuiste un capricho de su adolescencia, en cambio tendrá a mi hijo conmigo. Tú eres su amor adolescente, yo soy su hombre. Además, ¿crees que este efímero momento de reconciliación que tuviste con ella dure si yo le hubiese soltado que Escorpión es su padre Joe?

Aaron se contuvo, deseaba matarme a golpes pero eso se lo guardaría para más adelante. El sentimiento era mutuo. En algún momento le rompería la cara como siempre deseé, sólo era cuestión de tiempo.

—No lo delataré con Jessica —le aseguré al marcharme—. Y te ayudaré con Zack Moore, pero si no quieres que ella lo descubra, luego de esto nos dejarás en paz a los dos. Y si te atreves a tocar a Kumiko o a Huang...

Jugada Divina [ Trilogía Préstame tu corazón parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora