Jessica
—Cariño. Ya debo irme —anunció Dimitri dándome un beso antes de marcharse—. ¿Qué es eso?
—Es el segundo sobre que Aaron me dio de mi padre. No lo abrí todavía.
Era extraño pero gratificante no tener más secretos con Dimitri, era libre de ser honesta con mi novio.
—Hazlo cuando sientas confianza.
—Gracias, amor. Que tu hermano no te entretenga mucho.
—Intentaré zafarme lo antes que pueda para volver contigo —me besó una vez más —. Te amo, preciosa.
—Y yo a ti.
Bueno, un par de cosas todavía no podría decirle, como la reunión que tendría con Aaron y su gente. Por su seguridad, debía mantenerlo al márgen de eso.
Sin pensarlo dos veces guardé el sobre en mi chaqueta y aguardé un rato a que ya se hubiese marchado Dimitri.
En mi móvil quedó apuntado el lugar donde nos reuniríamos para sacar a Zack. Ya habíamos tenido una reunión para plantear esto y sabía el plan, ¿Por qué volvernos a reunir? ¿Qué había cambiado?
El punto fue en una fábrica abandonada. Narkissa ya estaba allí dándome la espalda, concentrada en unos planos. El sonido de mis zapatos la alertó.
—¿Por qué otra reunión? —Pregunté, mi voz hizo eco en la habitación—. ¿Y desde cuándo nos reunimos en fábricas abandonadas?
—Es más seguro si nos reunimos todos donde nadie sospeche —la rusa acomodó papeles mientras hablaba.
Eran planos del camión donde llevarían a Zack.
—¿Todos? ¿Quién más se sumó?
—Jessica Montero: Il fiore che sboccia nelle avversitá —llamaron a mis espaldas—. Tan bella como siempre. Tiempo sin verte, querida.
Puta madre, ese tono italiano lo reconocería en cualquier parte.
—Benicio. Lo mismo digo.
El italiano llegó con un traje blanco inmaculado de pies a cabeza, con joyas doradas y una fragancia penetrante que me alcanzó.
—La última vez que estuvimos en el mismo espacio destruiste mi casa —tomó mi mano y le besó el dorso.
—Te equivocas. Alguien más quemó tu maldito prostíbulo.
—Tocábamos buena música cuando la gente cantaba. Era alegre —el viejo al sonreír dejó relucir su nuevo diente de oro. Estaba igual que la última vez que lo vi. Apretó un poco mi mano y mientras la acariciaba se inclinó para hablar más bajo—. Aaron dijo que querías hablar conmigo. ¿Puedo saber a qué se debe tu interés en mí, jovencita?
—Creía que lo sabías todo.
Retiré mi mano.
El italiano llevó sus manos hacia atrás y después de un rato sonrió con la boca cerrada. En el tiempo que lo conocí jugó juegos conmigo que ni siquiera vi venir. Debía medir hasta mi respiración para que no la usara contra mí.
—Hablaremos más adelante. Cuando el amor de mi vida esté fuera de las garras de los federales.
—En eso estamos, baboso —comentó Aaron pasándonos por al lado—. Muy bien, ¿quién falta?
—¿Y tú topo? —le preguntó Benicio al ruso.
—Ya sabe del plan —se aseguró él confiado—. Por ahora seguirá de anónimo.
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Jugada Divina [ Trilogía Préstame tu corazón parte 2]
DiversosJessica sufrió por las mentiras de Aaron que la hicieron pecar. Cuando la verdad sale a la luz es solo cuestión de tiempo para que el ángel sea corrompido. Aliados como enemigos toman posición en la siguiente partida, Jessica pagará las consecuencia...